La cabeza, el peor enemigo de un tenista, entra en juego en el Abierto de Australia

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La cabeza, el peor enemigo de un tenista, entra en juego en el Abierto de Australia
Rublev se lamenta tras su derrota contra Djokovic.
Rublev se lamenta tras su derrota contra Djokovic.
AFP
"Sentí la presión", "mis expectativas eran demasiado elevadas", "miedo a fracasar"... La cuestión de la mentalidad y las emociones emergió durante el Abierto de Australia, tanto en la eliminación de grandes nombres o la resurrección de antiguas campeonas.

Rafael Nadal, Iga Swiatek, Ons Jabeur, Casper Ruud, Daniil Medvedev, Caroline Garcia... Los favoritos fueron cayendo como moscas en este Grand Slam en Melbourne y, algunos de ellos, reconocieron que su cabeza les jugó en contra y afecto su juego.

"Sentí la presión y sentí que no quería perder en vez de querer ganar", reconocía la polaca Swiatek, número uno del mundo, tras su derrota en octavos de final ante la kazaja Elena Rybakina, que se mostró mucho más consistente.

Clara dominadora del tenis femenino, con victorias en 2022 en Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos, Swiatek acudía a Australia con aura de favorita pero, según dijo antes del torneo, con el propósito de no ser "tan dura" consigo misma cuando las cosas no salen bien.

Sin embargo, tras la derrota con Rybakina, explicó que las últimas dos semanas "han sido bastante duras". "He gastado demasiada energía antes del torneo y durante los primeros días en preocuparme", agregó.

También le pesó el estatus de favorita a la francesa Caroline García, semifinalista del último Abierto de Estados Unidos y ganadora del WTA Finals, que, después de sufrir en la segunda y la tercera ronda, cayó en octavos ante la polaca Magda Linette sin poder desplegar su mejor juego.

¿Te lastró la condición de favorita? "Sí. Es uno de los parámetros con los que he estado menos cómoda (...) Mis propias expectativas eran demasiado elevadas y puede que me haya pegado un disparo en el pie", dijo en rueda de prensa.

"Muchos miedos, mucha ansiedad"

Aunque siempre presente, las cuestiones de la salud y la presión mental tomaron protagonismo en los últimos años en el deporte profesional, en parte gracias a atletas que hablaron abiertamente de sus problemas como la tenista Naomi Osaka, la gimnasta Simone Biles o la esquiadora Mikaela Shiffrin.

A ella, que en el martes batió el récord de victorias en Copa del Mundo femenina de esquí alpino, precisamente se refirió Swiatek durante la estancia en Melbourne, alabándola por "la forma en que habla de salud mental y todas las cosas con las que debe lidiar".

Después de no conseguir ninguna medalla en los Juegos de Invierno en Pekín-2022, Shiffrin publicó una sincera carta en The Player's Tribune donde explicó el vacío existencial que le había dejado la muerte de su padre en un accidente y cómo le afectó en su esquí.

"A veces es difícil lidiar con todo esto cuando todos los ojos se centran en ti", reflexionó la jugadora polaca.

Ausente este año en Melbourne por embarazo, la japonesa Naomi Osaka, dos veces campeona del torneo, también habló abiertamente de sus "largos periodos de presión" y episodios de "ansiedad social" después de abandonar en 2021 el torneo de Roland Garros.

Renacida este año, la bielorrusa Victoria Azarenka evocó la gestión de su cabeza como uno de los factores que le permitieron volverse a plantar en semifinales del torneo una década después de haber levantado dos títulos consecutivos en Melbourne.

"Siento que la cancha de tenis, probablemente a todo el mundo, pero a mí especialmente me genera muchos miedos, mucha ansiedad" (...) El miedo a fracasar es grande, de no ser capaz de hacer lo que quiero hacer", explicó la jugadora de 33 años después de asegurar su pase a semifinales.

"Empecé con un intento de no ser positiva, simplemente intentar ser neutral, no caer en la negatividad. Aceptar la ansiedad que tenía. Aceptar el miedo que tenía. Trabajar con ello", indicó.