Erling Haaland, la gran referencia ofensiva del Manchester City, lleva 30 goles en lo que va de temporada. Sus números no son mejores que los del curso anterior, cuando alcanzó la excelencia en un equipo que se adjudicó el triplete (Liga, Champions y FA Cup). Dado que sólo restan unas semanas para el final de la actual campaña, igualar ese impresionante registro de 52 tantos se presenta como una misión imposible.
Los de Pep Guardiola están obligados a minimizar el número de errores en las próximas semanas, sobre todo si quieren levantar algún título (en el caso de la Premier, Liverpool y Arsenal también están haciendo muchos méritos). Repetir lo de meses atrás aún es viable, ya que están vivos en todas las competiciones mencionadas. Desde luego, el papel del delantero noruego será fundamental en un plantel con infinitos argumentos en ataque.
Haaland marcó el 6 de marzo ante el Copenhaguen (3-1) y fue incapaz de hacerlo frente a Reds, Gunners y Newcastle. Después, tampoco vio portería en el parón internacional, cuando su selección perdió ante República Checa (1-2) y empató contra Eslovaquia (1-1). De vuelta a los compromisos del City, se quedó en el banquillo durante la visita del Aston Villa al Etihad Stadium. Su participación, desde luego, no resultó necesaria para sumar los tres puntos (4-1).
Este sábado, el vigente campeón tuvo que remontar en el campo del Crystal Palace (2-4), que arrancó de la mejor forma posible y acabó sucumbiendo por culpa de, sobre todo, Kevin de Bruyne. La actuación del belga definió un encuentro en el cual hubo cierto protagonismo también para el ex del Borussia Dortmund, que mojó otra vez sólo unos días antes de acudir al Santiago Bernabéu con motivo de ida de los cuartos de la Liga de Campeones.