El Arsenal empezó de la mejor forma posible en su visita al Fulham, ya que Bukayo Saka tardó sólo cinco minutos en adelantar a su equipo. Estar bien posicionado en el área le permitió capturar el rechace para, con Bernd Leno batido en el suelo tras haber realizado una gran intervención, definir a placer. Después de muchísimos intentos frente al West Ham en la jornada anterior (0-2), daban con el ansiado premio frente al decimotercero de la Premier League.

Si bien los Gunners afrontaban el duelo tras perder otro derbi sólo unos días atrás y con más dudas de la cuenta, su rival lo hacía después de haber cosechado tres derrotas consecutivas (3-0 en el campo del Newcastle, 0-2 ante el Burnley y 3-0 en el Vitality Stadium de Bournemouth). Así, acumulaban 270 minutos -descuentos aparte- sin ver portería. Y eso que habían firmado sendas manitas en las dos jornadas anteriores. La ausencia de Raúl Jiménez, clave.

El propio ariete mexicano, baja en esos partidos citados por una roja directa, se encargó de devolver las tablas y romper la sequía goleadora de la entidad de Craven Cottage, que tiene nueve puntos de margen sobre el descenso. El que fuera jugador del Atlético de Madrid, testigo de una magnífica acción colectiva, batió al español David Raya en torno a la media hora. La asistencia del escocés Tom Cairney desde la banda izquierda, todo un caramelito.

Ya en la segunda parte, cuando los visitantes disfrutaban de la posesión y trataban de romper líneas, Bobby De Cordova-Reid castigó de nuevo al 13 veces rey del campeonato inglés en una acción extraña que bien recuerda al mítico pinball. Ningún zaguero despejó de forma contundente y el jamaicano aprovechó la situación para dar forma a la remontada, lo que provocó el éxtasis entre los allí presentes. Andreas Pereira pudo sentenciar antes del pitido final, pero su envío se estrelló con la madera.

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