Ha sido más de medio año de investigación, de toma de declaraciones a unos y a otros, para que el magistrado de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge haya decidido que hay suficientes indicios de que el beso no fue consentido para que se celebre un juicio.
A Rubiales se le acusa de un posible delito de agresión sexual y se enfrenta, a petición de la Fiscalía, a dos años y medio de cárcel. Los otros tres, por coacciones, a uno y medio.
El expresidente de la Federación Española se encuentra, además, investigado en otra causa por supuestos contratos irregulares firmados durante su mandato.