SI hay una ausencia que destaca por encima de cualquier otra, esa es la de Alexia Putellas. El mero hecho de ganar dos veces el Balón de Oro, un galardón individual que ya espera Aitana Bonmatí, provoca que esté en un escalafón superior al resto de mortales. Es la única española que, hasta la fecha, sabe lo que se siente al recibir un premio como ese. Y es por ello que parecía tener un hueco reservado de forma explícita -sí está incluida de forma grupal al formar parte del vestuario que triunfó en Oceanía-. Además, está entre las jugadoras mejor pagadas del mundo y lidera dicho ranking en la Liga F.

La revista destaca a la selección de fútbol a nivel colectivo, pero cita a cuatro internacionales porque son, según exponen, las que mejor rendimiento ofrecieron: Salma Paralluelo, Jenni Hermoso, Olga Carmona y la citada Aitana -elegida mejor jugadora del Mundial-. La primera brilló con luz propia y tuvo apariciones esenciales, como titular o como suplente, mientras que la lateral tumbó tanto a Suecia (semis) como a Inglaterra (final) con dos goles para el recuerdo.

Hermoso, por su parte, contó con plaza fija en las alineaciones y apenas tuvo descanso. Falló un penalti en el decisivo duelo del 20 de agosto, aunque ese error no le impidió acabar la competición como una de las más destacadas -firmó tres goles y dos asistencias-. Por desgracia para ella, su trascedente papel quedó eclipsado a partir del beso no consentido de Luis Rubiales, que se convirtió en el gran protagonista de la celebración. Dicho gesto le acabó costando el puesto.

Además, conviene destacar la presencia de la atleta María Pérez -doble campeona de marcha en los Mundiales de Budapest- y la de Elisa Aguilar. Esta última, que se hizo un nombre en las pistas de baloncesto, fue elegida presidenta de la Federación Española de Baloncesto hace algo más de un par de semanas tras la dimisión de Jorge Garbajosa y ya era, desde hace algunos meses, miembro del órgano de gobierno de FIBA Europa.