"Es un momento grave": el comunicado de 6 grupos de aficionados (el Comando Ultra' 84 está ausente) pretendía arrojar luz sobre las consecuencias de la reunión del lunes, que desembocó en los acontecimientos que se están desarrollando en el OM desde hace varios días.
En primer lugar, afirmaron que "nunca (sic) se profirieron 'amenazas de muerte' ni 'amenazas de violencia'", y se reservaron el derecho de emprender acciones legales en caso de comentarios difamatorios.
Sus quejas contra el club se refieren a la gestión del centro de formación, donde, según afirman, 36 jugadores, todos ellos marselleses, han sido despedidos desde junio de 2023, y a "la influencia opresiva ejercida supuestamente por ciertos agentes sobre los contratos de jóvenes profesionales", el "silencio mantenido sobre las razones que llevaron a la dirección del OM a despedir a jugadores profesionales de larga trayectoria", " la presencia recurrente de cierta(s) empresa(s) en numerosos fichajes dentro del club", y "los innumerables cambios de entrenador que conducen necesariamente a la inestabilidad del equipo". Es un argumento irrisorio, dado que Igor Tudor fue silbado antes incluso de que empezara la liga el año pasado, y Marcelino también recibió un trato preferente el domingo pasado a pesar de que el equipo seguía invicto.
La verdadera manzana de la discordia, sin embargo, fue la cuestión del "descontento con el aumento del precio de los abonos justificado únicamente por la posibilidad de clasificación para la Liga de Campeones", teniendo en cuenta que, como se dijo antes en el comunicado, la reunión se refería a los viajes en grupo.
Sin consejo de administración ni entrenador, Frank McCourt deberá actuar con rapidez tanto en el plano deportivo como en el social.