Es el gran ídolo de la afición blanquivioleta. Llegó a mediados de enero y en nueve partidos disputados de Liga ha marcado cinco goles, que han significado siete puntos para los suyos. Sin él, aún más difícil sería soñar con evitar el descenso a Segunda.
"Vine a marcar y a ganar partidos. Si no puedo marcar, voy a seguir ayudando, trabajo para ganar la bola y jugar con mis compañeros", ha explicado Larin después de recibir el premio de los aficionados del Valladolid como el mejor jugador del pasado mes de marzo.
Ese rol, no sólo el de realizador sino el de asistente, es el que debe mejorar para aprovechar los marcajes dobles que algunos rivales, como el Mallorca en el último encuentro, le están haciendo después de su explosión goleadora. "Seguramente tenga más partidos así. El otro día tenía dos jugadores encima y había compañeros más liberados. Tengo que habituarme también a asistir".
Con Pezzolano, más intensidad
Debutó el nuevo técnico vallisoletano con un empate que pudo ser más si no llega a ser por unas manos dentro del área en el minuto 93 del propio Larin, que reconoció su error. "Me cuesta mucho ver el balón y me doy cuenta cuando me pega en la mano", ha confesado.
Pero considera que van por el buen camino con el nuevo entrenador. "Han cambiado algunos detalles en las posiciones que ocupamos. Estamos trabajando con más intensidad. Todos los jugadores quieren mantener ese nivel y trabajar duro. Creo que eso se va a mantener porque queremos ganar partidos y subir posiciones".
El siguiente episodio de LaLiga llevará al Pucela a jugar el sábado a las 14 horas contra el Villarreal. "Hay que hacer bien las cosas para llevarnos los puntos. Tengo confianza en el equipo y es factible", ha expresado con optimismo.