En una campaña de 38 partidos, no se desciende por lo que hagas en uno solo. Pero lo que vivió Zorrilla en el último encuentro, la impotencia con la que los jugadores afrontaron el choque ante el Getafe, fue el claro ejemplo de lo que ha sido este año. Un querer y no poder.
Los de Pezzolano, antes pupilos de Pacheta, sólo necesitaban un gol, sólo uno. En 97 minutos no tiraron bajo los tres palos ni una vez. Y aún así, vivieron durante 22 minutos fuera del descenso. El tiempo en el que el Espanyol echó una mano adelantándose por dos veces al Almería. Pero no se puede depender de otro. Lo que consigas, o lo que no, lo tienes que obtener por ti mismo, por tu esfuerzo y tu calidad.
De esto segundo andó escaso el conjunto blanquivioleta. Sus futbolistas estuvieron sobrepasados desde el minuto 1. Pases fáciles fallados, imprecisiones mil, poco desborde y juego plano. El Getafe de Bordalás, que de permanencias sabe un rato, jugó a sacar de quicio al rival, a perder tiempo, a cortar el ritmo, a embarrar el campo.
Incluso a punto estuvieron de adelantarse para su tranquilidad con un cabezazo de Jaime Mata que sacó en la raya de gol Masip.
A expensas del Espanyol-Almería
En todo caso, era un peligro ese 0-0 también para el Geta porque los otros resultados hacían que un gol del Valladolid les condenase a Segunda. Aún así, siguieron a lo suyo, a no arriesgar nada, a cerrar los espacios, a poner muros ante Soria.
El meta sólo fue inquietado dos veces, aunque no tuvo ni que intervenir. Un remate de Larin en el minuto 60 y otro de Plata en el 89. Nada más.
Ante esa impotencia del Pucela, sólo quedaba ver qué pasaba en el Espanyol-Almería. Y en el 88 llegó la catástrofe para el club de Ronaldo Nazario. Un penalti a favor de los almerienses que transformó Embarba puso el 3-3 definitivo. El Valladolid volvió al descenso y ahí se quedó, con sus 40 puntos, mientras el Getafe de Bordalás obró el milagro.
Llora Pucela, otra vez en Segunda.
Jugador Flashscore del partido: Álvaro Aguado (Valladolid)
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