Ander Herrera (33) lleva dos meses sin vestirse de corto. Participó durante tres cuartos de hora en la derrota frente al Celta de Vigo y ese fue su cuarto encuentro consecutivo con minutos, algo inédito esta temporada. Ha disputado sólo 11 partidos con el Athletic Club, la mayoría partiendo desde el banquillo. Todavía no ha marcado en esta etapa como rojiblanco, aunque pudo dar una asistencia en el empate a dos frente al Getafe. Nada que ver, al menos de momento, con todo lo que vivió entre 2011 y 2014. 

"Estoy pasando, sin duda, por el momento más difícil de mi carrera. Hace algo más de un año comencé a tener problemas musculares reiterativos de los cuales no consigo recuperarme. Para alguien como yo, que tiene pasión por su profesión y disfruta cada día de ella intensamente, es algo muy duro. Me siento con la misma energía e ilusión por el fútbol que durante toda mi trayectoria, pero las lesiones no me están permitiendo disfrutar y ser feliz", explicaba el centrocampista hace un mes.

"Siento que en el Athletic tengo todo lo que necesito para serlo y eso me hace sufrir todavía más. Estoy rodeado de profesionales que no dejan de mostrarme su ayuda y apoyo y de compañeros inigualables. En ocasiones, se me ha pasado por la cabeza tirar la toalla, pero no me lo perdonaría. Queremos educar a nuestras hijas en la constancia y en la superación de los obstáculos que se puedan encontrar en el camino, y eso sería exactamente lo contrario", añadió Herrera en su cuenta de Twitter.

Prometió que iba a seguir "buscando soluciones" para volver a los terrenos de juego y poder devolver "el cariño" de la gente que está a su lado. Dicho y hecho. Los servicios médicos han dado el visto bueno y Ernesto Valverde lo ha llamado a filas para el partido más importante de la temporada. Sería toda una sorpresa que fuese titular, pero es una posibilidad más de cara a la segunda mitad y a la hipotética prórroga, que llegará en el caso de que los locales lleguen al minuto 90 con una mínima ventaja.

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