Son muchas las razones, principalmente de carácter sociopolítico, las que explican la presencia de internacionales de la Roja con raíces fuera de España. Es un tema que incluso se ha llegado a colar en el Congreso de los Diputados (el socialista Patxi López optó por no responder la pregunta de un periodista que, tras el partido de la absoluta en Georgia, publicó un tuit racista a propósito de la presencia de Nico Williams y Lamine Yamal).
Y, aunque hay cierta novedad a nivel nacional, es algo relativamente común en Europa: basta con mirar a la selección gala o a la belga para encontrar dos ejemplos perfectos -y con una mayor trayectoria en este aspecto-. Sin ir más lejos, 16 de los 23 campeones en Rusia (2018) tienen al menos un progenitor que se abrió al mundo lejos de Francia. La cifra se redujo a once -una alineación completa y casi la mitad de la convocatoria- en el caso de los Diablos Rojos.
Ya en 2006, en unas declaraciones recogidas por el diario L'Équipe, Jean-Marie Le Pen -entonces líder de la ultraderecha y padre de Marine Le Pen, que ocupa ahora su lugar- dijo que los aficionados no se sienten "completamente representados" porque "quizás" el técnico (Raymond Domenech) había "exagerado la proporción de jugadores de color". Su hija, tras el éxito de hace un lustro, celebró el gran logro sin ninguna referencia a la mezcla multicultural.
Jugadores como Alfredo Di Stéfano, Ladislao Kubala o incluso Donato Gama da Silva abrieron el camino hacia otros como Marcos Senna o Diego Costa. Todos estos ejemplos tienen otro tipo de connotaciones, sobre todo porque los tres últimos son brasileños y ninguno tiene su origen en África. Es evidente que se vieron bastante influenciados de cara a esa elección por sus respectivas carreras a nivel de clubes. La situación es opuesta a la de Samu Omorodion y compañía.
Un elenco espectacular
Aunque Ansu Fati (Guinea-Bisáu), ahora cedido en el Brighton, ha quedado en un segundo plano tras sus múltiples lesiones y su escaso protagonismo en el Barcelona, se convirtió en la gran esperanza por sus buenas actuaciones como azulgrana. Firmó un par de dianas a las órdenes de Luis Enrique y tendrá que hacer muchos méritos -este sábado, en la derrota por 6-1 de su equipo, se estrenó en la Premier League- para volver a tener oportunidades.
El Barça sigue sacando talentos, y el último no es otro que Lamine Yamal (Esplugas de Llobregat). Tenía la opción de jugar con Marruecos -la mantiene aún, pero parece claro que no lo hará- y eligió atender a la llamada de Luis de la Fuente (marcó en su debut). Tiene 16 años recién cumplidos y ya está siendo titular, de forma ocasional, para Xavi Hernández. Eso sí, aún no ha visto portería con la elástica blaugrana, algo que, dado todo el peligro que genera, debería llegar más pronto que tarde.
Mención especial merece también Nico Williams, quien acudió al Mundial de Catar. Es pamplonés y, por ello, no hay que atender a ninguna otra circunstancia para ser elegido por la RFEF, pero conviene destacar que tiene un claro vínculo con Ghana -su hermano defiende dichos intereses dadas las raíces familiares de ambos-. La situación es similar a la del citado Omorodion, en su caso con Nigeria. El potente ariete, que lleva dos goles en la élite, pertenece al Atlético de Madrid.
Assane Diao, el último
El senegalés, que alcanzó la mayoría de edad en el pasado mes de septiembre, suma dos participaciones en el torneo doméstico y ya ha firmado dos tantos -uno al Granada y otro al Valencia-. Aporta chispa y dinamismo, precisamente lo que necesita el Real Betis en estos momentos. Todo parece indicar que Manuel Pellegrini, dado su gran rendimiento y su rápida adapción a la máxima categoría, seguirá contando con él en las próximas fechas.
Todavía no sabe lo que es actuar en la absoluta, pero sí conoce lo que es competir tanto con la sub-18 como con la sub-19. Está por ver si da el paso definitivo y, en ese caso, cuándo lo hará. Mucho influirá su desarrollo en el terreno de juego, aunque es cierto que hay muchos candidatos para esas posiciones y no será sencillo ganarse un hueco con De la Fuente, un entrenador que ha demostrado en más de una ocasión que no acostumbra a mirar el carnet de identidad.