Javier Tebas dimite como presidente de LaLiga, una decisión que esconde una voluntad muy clara y hasta paradójica. Se trata de un movimiento estratégico porque su objetivo es afianzarse en el cargo. Hasta en tres ocasiones ha sido elegido y su plan es agilizar el proceso electoral de cara a ser elegido por cuarta vez. Y todo parece indicar que conseguirá su objetivo, ya que no hay una alternativa sólida y cuenta con apoyo mayoritario.
Allá por 2016 volvió a recibir la confianza de los integrantes de la competición, un guion que se repitió de nuevo tres años más tarde. Ha decidido adelantar los comicios (todo parece indicar que se celebrarán el mes que viene) para, además de lo explicado, que no se solapen con las de la Real Federación Española de Fútbol. Pedro Rocha ejerce como interino tras la salida forzada de Luis Rubiales y será en 2024 cuando se conozca quién afronta dicha responsabilidad.
El grancanario, afincado en Motril, ha sido su principal rival a nivel mediático desde que este último empezó a liderar la RFEF. La división entre ambos organismos, que ya de por sí cuentan con sus propios conflictos intrínsecos (choque de intereses), se incrementó durante la etapa en la cual ambos coincidieron. Tebas, de hecho, presionó desde sus canales oficiales tras el controvertido beso de Rubiales a Jenni en la celebración del Mundial femenino.
"Hace unos minutos he presentado mi dimisión como presidente de LaLiga previo a la finalización de mi mandato, que terminaba el próximo 23 de diciembre. Se abrirá un nuevo proceso electoral en el que me vuelo a presentar, por lo que solicitaré el aval y la confianza de los clubes para asumir los retos que nos ocupan", comentó durante la tarde del miércoles 22 de noviembre a través de su perfil de X.