Hugo Duro (23) se ha convertido en una auténtica pesadilla para Jan Oblak. Sus números en la élite son bastante discretos porque ha marcado una docena de goles en sus 93 apariciones. Esto quiere decir que necesita casi ocho partidos para ver portería. No le ayuda, claro, que en muchas jornadas haya tenido que conformarse con salir desde el banquillo dada la etiqueta de revulsivo, muy presente en el Getafe y habitual en el Valencia.

El internacional con la sub-21 -marcó en su única presencia- llegó a disputar un par de encuentros ligueros con el primer equipo del Real Madrid. Cedido al Castilla durante la temporada 2020/21, tuvo hasta tres oportunidades en total, generalmente para buscar un tanto necesario, a las órdenes de Zinedine Zidane (25 minutos contra el Real Valladolid, un cuarto de hora ante la Atalanta en la Champions League y el doble en la visita de la Real Sociedad al Alfredo Di Stéfano).

Aquella realidad duró más bien poco: su destino estaba ligado al de José Luis Bordalás en la ciudad del Turia. Llegaba como promesa y con el cartel de haber debutado en la máxima competición continental, pero sin unos números que respaldaran el pago de cuatro millones de euros en concepto de traspasos. Su buen hacer de cara al arco rival había quedado patente en la extinta Segunda División B, no en la élite -sólo había anotado una diana, el 8 de julio de 2020, en el Coliseum-.

Precisamente fue el Madrid su primera víctima en esa nueva -y actual- etapa. Tres días más tarde, repitió contra el Sevilla (aunque ninguno de los dos sirvió para puntuar). Varias semanas más tarde, sin embargo, firmó un precoz doblete ante el Atleti y cerró el 2021 con un valioso chicharro en Vigo. Ya cambiada la página del calendario, en 2022, castigó de nuevo a Oblak, hizo lo propio con Dani Cárdenas (Levante Unión Deportiva) y sentenció la faena (5-1) a principios de septiembre ante el equipo de su tierra. Y tras casi un año de sequía, marcó frente a Osasuna y convirtió dos más ante el arquero esloveno.