La marcha de Benzema cogió a contrapié al Madrid. No se esperaba un movimiento así del francés pero el oro árabe ha cambiado el panorama del fútbol mundial. Cuando su salida fue efectiva, Ancelotti solicitó un nueve que llegase en su lugar (Joselu era considerado el recambio de Mariano). El objetivo prioritario era Harry Kane pero el proyecto era inviable. El Madrid consultó e indagó pero la operación, entre fichaje y sueldo, se iba a 200 millones de euros. El Real Madrid es un club saneado económicamente y Florentino tiene muy claro que tiene que seguir así. El alto coste del fichaje estrella de Bellingham era considerado suficiente, a ese nivel, para un período de fichajes pero, aunque el inglés ha comenzado la temporada como un auténtico goleador, sigue faltando la figura de un nueve puro, ya que el único que tiene la plantilla es Joselu. 

La orden de Florentino es clara. Se apuesta todo a una casilla, la de Mbappé. No vendrá, salvo gran sorpresa de última hora, este verano, pero se confía en que lo haga el siguiente a pesar de que el francés ya engañó una vez al presidente blanco. El dinero disponible será para pagar su prima de fichaje y su sueldo si llega en 2024.

Además, se fue Asensio y llegó en su lugar Brahim Díaz, cuyo perfil es menos goleador que el del mallorquín. Por ese lado también perdió fuego de ataque el equipo blanco. 

Entretanto, el peligro de esta temporada es muy evidente. Un equipo que aspira a ganar todos los títulos en juego sólo tiene dos delanteros natos en su plantilla: Joselu y Rodrygo. Ni Bellingham, ni Brahim ni el joven Arda Güler, aún recuperándose de una lesión, son jugadores de área. Además, el Madrid no apuesta por la cantera como hace el Barça dando oportunidades a chicos muy jóvenes en el primer equipo. 

La baja de Vinicius es alarmante pero, con el parón de selecciones y la temporada comenzando, puede paliarse con otros jugadores y tal vez otro esquema. El problema es importante pero si llega otra lesión de los hombres de arriba o estos percances ocurren comenzado 2024, cuando empiezan a jugarse los títulos, será un gravísimo contratiempo. El riesgo es enorme y en la planta noble de Valdebebas lo saben pero no se moverán de la estrategia planeada.