Se ha ganado la etiqueta de titular. Y con golazos como el firmado ante los de Marcelino, parece que lo seguirá siendo por mucho tiempo.
Brahim esperaba el balón de espaldas a la portería, muy cerca de la medular. Mientras le llegaba el balón y Mandi lo sujetaba, ya se estaba dando la vuelta para realizar un control orientado y marcharse de su pegajoso marcador, que lo intentó detener en falta sin poder conseguirlo.
Condujo el balón unos 20 metros, amagó con irse por la derecha para hacerlo por la izquierda e inmediatamente después volver a amagar hacia el lado contrario. Así se abrió el espacio necesario para poder disparar con comodidad. Y ahí tampoco falló, batiendo a Jörgensen.
Fue, además, el 3-1, un gol importante por cuándo llegó, en los mejores momentos de un Villarreal que había reducido distancias poco antes a través de Morales.
Brahim encarriló el triunfo del Real Madrid que habían abierto Bellingham y Rodrygo, y que selló Modric.