"RD del Congo libre. Alto al genocidio". Romelu Lukaku, belga de madre congoleña, lanzó su mensaje en las redes sociales al final del partido contra el Feyenoord.

El delantero colgó la foto de su júbilo tras el gol contra los holandeses, en la que para "celebrar" su tanto repitió el gesto que solían hacer los jugadores de la República Democrática del Congo en la reciente Copa Africana de Naciones, durante la interpretación del himno.

Una exultación que era una forma de denuncia: una mano apuntando a su sien en forma de pistola y otra tapándose la boca. Todo ello para sensibilizar a la opinión pública sobre lo que ocurre en el país, desde hace varios años en una situación de auténtica guerra civil debido a los repetidos enfrentamientos, cada vez más violentos en los dos últimos meses, entre las fuerzas armadas gubernamentales y las milicias rebeldes del M23.

El mismo gesto hicieron varias veces los seguidores de "Simba" en las gradas. Lukaku solo explicó el significado de su exultación en Instagram, antes de regresar a Roma con el equipo.

En el vestuario del estadio de Rotterdam, solo había hablado del valor deportivo de su regreso a la portería. "Últimamente, está siendo un periodo un poco difícil, cuando un delantero no marca durante un tiempo siempre es complicado", dijo el delantero centro belga al final del partido.

"Pero he seguido trabajando, haciendo las cosas que me pide el entrenador, creando espacios en profundidad para Dybala y Pellegrini. Y hoy también he tenido un poco de suerte, porque le he pegado mal, tengo que ser sincero, pero al final ha llegado el gol".

Preguntado por el futuro, Lukaku cortó por lo sano: "Ahora sólo estoy centrado en el club, no quiero hablar del futuro porque no tiene sentido. Sólo tengo que ayudar al equipo a ganar, luego ya veremos a final de temporada".