Normalmente, el fútbol de alto nivel no ofrece respiros a lo largo de una temporada. Mucho menos en semanas como esta, en las que se decide el devenir de los grandes equipos en las diferentes competiciones continentales con enfrentamientos ante las mejores escuadras del mundo. Pero es que, además de esa exigencia en Europa, algunos regresan a sus países con la tarea de pelear a capa y espada por ganar sus respectivas ligas.
Es el caso del Real Madrid y el FC Barcelona, que protagonizarán el domingo 21 de abril una nueva edición del Clásico del fútbol español. Un duelo en la cumbre que ya de por sí es especial, pero que cobra mayor relevancia después de los resultados de ambos clubes en los recientemente finalizados cuartos de final de la Champions League.
Para los pupilos de Xavi Hernández, la cita de este fin de semana es la última oportunidad de salir de la depresión provocada por ver escapar una eliminatoria más que encarrilada contra el PSG. Se encontraban en un lugar tranquilo y, de repente, la expulsión de Araújo les introdujo en el ojo de un huracán que terminó escupiéndoles fuera de la carrera por la Orejona.
El reto es mayúsculo, ya que la parada definitiva del tren de LaLiga se encuentra en el Santiago Bernabéu, que no ha visto perder a su equipo en lo que llevamos de campaña. Además, una derrota blaugrana allí dejaría su desventaja con el eterno rival en 11 puntos a falta de seis jornadas por disputar.
Pendientes del físico
Pese a la desventaja con la que aparentemente parte el Barça, cuenta con una importante baza que puede jugar a su favor: el Real Madrid triunfó en Liga de Campeones, pero a un precio muy alto. Los chicos de Carlo Ancelotti tuvieron un desgaste físico titánico, durante 120 minutos, frente a un excelso Manchester City que les hizo recurrir a los penaltis para ganar.
Los futbolistas merengues que participaron en la contienda recorrieron nada menos que 147,6 kilómetros en total, casi 10 por hombre. Un esfuerzo, que al nivel de intensidad que exigió el plantel de Pep Guardiola, puede seguir coleando en las piernas de los madridistas cuando se batan con los culés en el Clásico.
La dimensión batalla del Etihad Stadium fue de tal magnitud que concluyó con Carvajal y Vinicius seriamente acalambrados, Bellingham más movido por la fe que por sus piernas y con el guerrero Fede Valverde renunciando a tirar una pena máxima de lo exhausto que estaba.
Desde luego, los de la capital de España cayeron de pie tras el torbellino europeo, pero deberán calcular muy bien sus fuerzas para no complicarse la vida perdiendo contra el Barcelona, que busca el trofeo liguero para calmar la desazón en una de sus peores épocas históricas.
La Champions ya pasó, pero ahora estos colosos aguardan expectantes el tsunami de LaLiga, que promete arrasar con todo a su paso. ¿Terminará con las esperanzas catalanas o será el fatigado Real Madrid el que hinque la rodilla y deje abierta la resolución del campeonato?