Sin esas pruebas concluyentes sobre el caso Negreira, o Barçagate, que pudieran determinar que el Barcelona habría violado el espíritu deportivo por su relación con el exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), no hay motivos para impedir que dispute la Champions 23/24.
Aunque la decisión todavía no es firme, y la bola pasa ahora a otro comité de la UEFA, el de Apelación, el informe favorable de los dos investigadores designados para este asunto es un gran argumento a favor para considerar que no habrá problemas en la inscripción.
Hay que recordar que han analizado documentos e información recogidas tanto de parte de la entidad blaugrana como de la RFEF como del CTA. Pero no han encontrado nada punible o que demuestre un supuesto beneficio deportivo conseguido por los pagos a Enríquez Negreira y a su hijo.
Si todo es favorable, como piensan Laporta y compañía, el 31 de agosto en Montecarlo estará el nombre del Barcelona en el primer bombo del sorteo. Un respiro porque no contar con los ingresos de la Liga de Campeones sería un golpe fortísimo para las debilitadas arcas del Camp Nou.