Aunque su registro goleador en su primera temporada en el París Saint-Germain podría inhabilitarle para ser catalogado como uno de los mejores de la hasta ahora exitosa temporada del club (sólo ha marcado un tanto), lo cierto es que su velocidad, su capacidad para dejar atrás a sus marcadores y, más especialmente, sus números como asistente lo sitúan como una pieza esencial en el esquema de Luis Enrique.
Vital, en efecto, hasta el punto de que el asturiano lo está dosificando en este inicio de 2024, sacándolo como titular en la mitad de los ocho partidos disputados por el actual campeón francés desde el 1 de enero.
Porque si sus virtudes son conocidas, no lo es menos su historial de lesiones, la última de ellas una pequeña molestia muscular que le impidió viajar a Estrasburgo hace dos semanas en la vigésima jornada de la Ligue 1.
Y no es cuestión de exponerlo antes del tramo decisivo de un curso en el que el PSG sigue vivo en todos los frentes.
Dembélé parece haberse asentado a los 26 años en la capital francesa, donde se entiende a la perfección dentro y fuera del terreno de juego con Mbappé o Hakimi, y mantiene una regularidad en su rendimiento que contrasta con la línea más intermitente que le caracterizó en sus seis temporadas en LaLiga EA Sports.
Asistencias a falta de goles
El '10' lleva cuatro pases clave en los cinco partidos en los que ha participado durante este año, una cifra que se eleva a nueve desde que llegó a la entidad capitalina.
Pero más allá de sus galopadas, sus cambios de ritmo y su colaboración en ataque, el campeón del mundo con Francia en 2018 se ha revelado como un trabajador en defensa y asiduo recuperador de la pelota.
"Yo no juzgo mis actuaciones por un gol marcado. Puedes marcar un gol, y estar mal en el partido. Puedes no marcar y estar muy bien", declaró en el periódico L'Equipe a comienzos de noviembre.
El día 24 de ese mes marcó ante el Mónaco (5-2) su único chicharro con su actual equipo.
Casi tres meses después, Ousmane quiere recuperar esa sensación, pero vea portería o no, la Real Sociedad sabe por experiencia propia que en sus botas está escrita la palabra peligro.
En su última campaña en el Barça anotó la diana que eliminó a los hombres de Alguacil en los cuartos de la Copa del Rey.