Los grandes clubes del mundo tienen muy buenos jugadores capaces de tirar del carro en los diferentes tramos de la temporada. Sin embargo, cuentan en sus plantillas con unos pocos elegidos que son el termómetro del estado emocional del equipo en cada momento. Cuando ellos están mal, las cosas no suelen funcionar.

Es el caso de Fede Valverde en el Real Madrid. Tras superar los 10 goles que apostó con Ancelotti el curso pasado, arrancó este de una forma bastante errática. Eso provocó que los merengues perdieran solidez y empuje, lo que les llevó a encomendarse al descomunal arranque de Bellingham para no iniciar la campaña a contrapié.

La escuadra blanca resistió mientras el 'halcón' herido se recuperaba para reemprender el vuelo y recogió los frutos en Nápoles. En un alarde de poderío, el uruguayo recuperó su esencia con un soberbio cañonazo que solo la UEFA interpretó como gol en propia puerta del portero italiano.

En un duelo complicado, el '15' madridista sacó a relucir uno de los mejores golpeos del planeta para desatascar la contienda, como ya hizo en repetidas ocasiones durante el pasado. Ha sido muy cuestionado en sus momentos de flaqueza, pero la furia charrúa le ha permitido al evolucionado 'Pajarito' sobreponerse para volver a surcar el cielo con su imponente envergadura.

Lo agradece el Real Madrid, que precisa de la mejor versión de Valverde para competir con los grandes de Europa sin una referencia clara en ataque. La apuesta de no contratar un delantero pasaba por tener al 100% una joven medular en la que Fede debe rayar a un nivel similar al de Bellingham y ser referencia para el resto.

A partir de este momento, con la confirmación de que el uruguayo está de vuelta, el futuro se presenta esperanzador en la 'Casa Blanca'. Ancelotti tiene a una de sus mejores armas a punto para batirse en duelo con cualquiera que desee imponerse a su equipo.