El Parque de los Príncipes estaba dispuesto a animar a su superestrella y perdonarle su anunciada salida del París Saint-Germain a finales de junio, pero al final, el favorito del público fue Ousmane Dembélé, antes del hundimiento del equipo (2-3).
Tanto la prensa francesa como la española no ahorraron duros comentarios para describir la actuación del galo, incapaz de escapar del marcaje de los defensores catalanes.
El PSG se muestra optimista, pero internamente existe la sensación de que Kylian Mbappé tiene la responsabilidad de hacerlo mejor, sobre todo teniendo en cuenta su salario y estatus y, sobre todo, si quiere dejar el club con buen sabor de boca.
"Los puntos sobre las íes"
Por parte de los aficionados, Brice Colmenero, de 33 años, que viajará a Barcelona, tiene claro el bajón del delantero (sólo un gol en sus últimos cinco partidos): "¡Es el karma! Ha sido tan duro en ruedas de prensa que se ha vuelto contra él".
El 22 de marzo, antes del partido amistoso Francia-Alemania y tras marcar un triplete contra el Montpellier unos días antes, Mbappé respondió a un periodista: "Cuando ves mis últimas actuaciones, ¿ves a alguien afectado" por los comentarios?" Desde entonces no ha vuelto a ver portería.
Para este seguidor, el duelo demostrará de qué pasta está hecho el jugador: "Ahí veremos si se convierte en un grande... Creo que él mismo tiene miedo (por lo hecho en el partido de ida). El martes tendrá que poner los puntos sobre las íes en España, su próximo destino; si no, él mismo sabe que será el hazmerreír".
Alejandro, de 30 años y miembro de un grupo ultra, dijo esto: "Sabemos el jugador que es. Puede hacer uno, dos o tres".
"No lo vi muy metido en el partido en la ida, ¿será que mentalmente ya se ha marchado?", se pregunta.
Luis Enrique, en cambio, se esforzó en protegerlo tras la derrota: "El entrenador es el máximo responsable. No voy a hablar individualmente de nadie después de perder".
Una férrea defensa
Sin embargo, el técnico ha arriesgado mucho al rebajar el tiempo de juego de su mejor jugador, desde que se anunció su marcha al término de la temporada.
Aunque una conversación entre los dos en un entrenamiento el 2 de marzo parecía haber calmado los ánimos, las tensiones volvieron a finales de mes cuando Luis Enrique lo sacó del campo a la hora de juego contra el Marsella, un envite que estaba marcado en su agenda y el cual estaba marcado en su agenda.
Lo haya pensado o no, el contrastado ariete, que nunca ha pasado tanto tiempo en el banquillo desde su llegada al PSG, el partido de la semana anterior dibuja también una realidad más preocupante para él: que el juego del equipo no pasa tanto por él como por Dembélé y Vitinha.
Y enfrente, su compañero de selección Koundé parecía muy bien preparado para neutralizarle, ayudado por Araujo.
Superarse a sí mismo el será, por tanto, una obligación si el nativo de Bondy, que siempre quiso ganar la Liga de Campeones con la camiseta que defiende, no quiere vivir su último partido en esta competición con el club francés.