Las cosas no son como empiezan sino como acaban. Una sentencia que el Valencia Basket se grabó a fuego en Atenas para conseguir una victoria de prestigio, la segunda consecutiva en la Euroliga, después de protagonizar un gran último cuarto, donde remontó una diferencia que llegó a ser de 16.
La defensa taronja no fue ejemplar, ni mucho menos, en los dos primeros actos. Vezenkov campaba a sus anchas por la zona y ni siquiera los intentos de Mumbrú por frenar su contundencia ni los triples, por encima del 70% para los valencianos, evitaron que el primer parcial acabase 28-22.
Una dinámica que continuó en el segundo cuarto. Incluso fue a peor porque atrás no se sujetaba a Sloukas cuando comandó la segunda unidad. Sólo Jones con sus triples fue capaz de mantener a los suyos en el encuentro antes del descanso (47-34).
La aparición de Dubljevic en la cancha fue clave para que los valencianos soñasen con una remontada que culminarían en la recta final del choque. De perder de 16, se pusieron sólo a cuatro (56-52), pero una vez visto el peligro, los griegos pisaron el acelerador para volver a abrir hueco que creyeron ya definitivo (71-58).
El último cuarto fue una exhibición defensiva de los taronja. Taparon a Vezenkov y cortocircuitaron a Sloukas. Tanto que incluso erró dos de los cuatro tiros libres de los que dispuso mientras el Valencia, con Jones a la carga, iban recortando distancias hasta conseguir, con tres tiros libres después de una falta muy discutida, la remontada y el triunfo (82-83).
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