La resaca posmundialista sigue en pleno apogeo en Francia. Karim Benzema, flamante Balón de Oro, fue la gran ausencia del Mundial de Catar debido a la lesión que sufrió en uno de los últimos entrenamientos previos al estreno contra Australia. El atacante llegó algo tocado a la cita y sin mucho ritmo de competición porque se había perdido los últimos compromisos del equipo blanco, lo cual suscitó cierto runrún en el propio entorno del Santiago Bernabéu al interpretarse que se estaba dosificando.
Al contrario que en otros casos, como el de Ronald Araújo en Uruguay, Didier Deschamps decidió no esperar al atacante porque no lo considera un imprescindible y, además, iba a perderse seguro (como mínimo) los tres encuentros de la fase de grupos. El propio central del Barcelona tampoco pudo siquiera debutar en Catar, pero su seleccionador dejó claro que quería contar con él en rondas posteriores -pese a que no llegó a darse por el mal rendimiento de los charrúas-.
Es evidente que para el técnico galo no era ningún problema el hecho de no poder tener a Benzema a su disposición porque merece la pena recordar que Francia fue campeona del mundo en 2018 sin él. Llegó a reírse de forma irónica cuando le preguntaron luego, una vez su selección iba avanzando en el torneo y el ariete blanco iba engrasando la maquinaria, si había alguna posibilidad de que pudiera regresar (no estaba dado de baja en la formación oficial que poseía la FIFA).
De la crítica al enigma
"Eso lo puse ahí, pero antes consulté a tres especialistas que me confirman el diagnóstico de que Benzema podría haber estado en forma desde octavos ¡para por lo menos estar en el banquillo! ¿Por qué le pediste que se fuera tan rápido?", comentó en Twitter Karim Djaziri, el agente de su tocayo y representado, quien optó por un mensaje algo más sutil y abierto a interpretaciones. "Porque una vez que lo miras, ¡lo sabes!", indicó el futbolista.