En estos segundos entrenamientos en Canadá, con 30 minutos más de duración de lo normal por lo ocurrido en los primeros, todo el mundo esperaba lluvia, pero ésta decidió retrasar su presencia hasta los últimos minutos, permitiendo a los equipos hacer las pruebas que no pudieron en la apertura de pista.

Le vino fenomenal a Aston Martin, que utilizó esa prórroga en la primera media hora, para cambiar las cargas del alerón de Fernando Alonso, modificar detalles de la refrigeración trasera e ir adaptando el monoplaza para dejarlo al gusto del asturiano, que se quejaba de un coche muy nervioso. 

Mientras tanto, en esos primeros minutos comandaban los Ferrari, tan necesitados de buenos tiempos como de confianza en sus pilotos, especialmente en Leclerc, que dio un paso adelante pero insuficiente para superar a un Sainz que dominaba por debajo del 1:14. 

Mercedes está de vuelta

Hubo dos banderas rojas, una provocada por la rotura de motor de Hulkenberg y la otra por al Alpine de Ocon, pero se perdió sólo poco tiempo. Cuando la pista volvió a abrirse es cuando aprovecharon los Mercedes para destaparse. Primero, Russell, e inmediatamente después, Hamilton, superaron al piloto español para mandar un aviso al resto de la parilla. 

A quienes no se veían, ni se vieron, eran a los Red Bull, agazapados en la zona media, sin arriesgar porque tampoco es que les haga demasiada falta. Sabiendo que la carrera será en lluvia, no quisieron malgastar energías. 

El que sí trabajó, y con intensidad, fue Alonso. Después de colocar los distintos y necesarios ajustes de las actualizaciones en su monoplaza, por fin se encontró cómodo para ponerse cuarto. 

Ya no hubo tiempo para más porque, a falta de seis minutos, comenzó a llover de manera más que intensa, tal y como se espera que ocurra en el resto del fin de semana. Lo de la clasificación y lo de la carrera, con la pista mojada, puede que nada tenga que ver con lo visto en esta primera jornada del Gran Premio de Canadá.