Pablo Carreño (31) se medirá a Carlos Alcaraz (19) en busca de un puesto para las semis. El murciano, actual número uno del ranking ATP, parte como favorito para llevarse el triunfo, si bien es cierto que la experiencia del primero puede darle ese punto de mesura necesario en según qué situación de partido. Pase lo que pase, el tenis nacional tendrá al menos un representante a un paso de la final.
El asturiano consiguió la victoria ante Dominic Stricker, aunque sufrió mucho más de lo que podía esperarse. El suizo jugaba en casa y tenía el apoyo del público, lo que le sirvió para forzar el empate tras un tiebreak que le permitió afrontar el tercer set. También dio la cara en el tramo final, pero no fue capaz de dar el último paso y hacerse con el triunfo.
Curiosamente, Stricker perdió pese a protagonizar un mayor número de golpes ganadores que su oponente (47 frente a 33). La igualdad fue máxima en la primera manga: ninguno de los dos cedió el servicio... hasta el último juego. No hubo lugar para el desempate porque Carreño, tras perdonar una bola de set, fue capaz de poner el 0-1 en el marcador gracias al ajustado 5-7.
En busca de alcanzar la victoria por la vía rápida -pese a que habían transcurrido ya 46 minutos-, el tenista gijonés salió con decisión y dejó a cero a su rival (0-1). Sin embargo, el suizo le rompió el break y creó cierta brecha en el electrónico, aunque no le duró demasiado porque pronto se pasó del 3-1 al 3-3. A la tercera que tuvo, Pablo Carreño le devolvió la jugada y el set se fue hasta el 6-6. Pese a la insistencia de este último, el anfitrión fue superior (7-3) en el momento de la verdad.
Con todo por decidir, uno y otro tenían motivos para creer en la victoria: del refuerzo anímico del primero a la superioridad del segundo. Por lo visto hasta ese último set, se esperaba un final tenso. Y sufrió de lo lindo el tenista de 31 años, que salvó el servicio en tres ocasiones para, con mucho esfuerzo, evitar el 2-0 en contra. La sorpresa llegó cuando el bueno de Carreño dejó a cero a su rival, que entonces sacaba, y se puso por delante, ventaja que no iba a desperdiciar y que le hizo firmar, con sangre y sudor, un peleado triunfo (4-6).
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