Casi cuatro temporadas en los Nets a cambio de... prácticamente nada al final. La primera temporada no jugó por lesión, la segunda estuvo marcada por un famoso pie en la línea contra los Bucks. Luego vinieron puntos, tiros de media distancia y drama, drama y más drama. Así se puede resumir la etapa de Kevin Durant en Brooklyn.
Una petición de traspaso que fue ignorada y luego una segunda que le vio aterrizar en los Suns para formar un temible dúo con Devin Booker. Al menos en teoría, porque en la cancha Phoenix se hundió antes de las finales de conferencia. Contra los eventuales campeones, claro, pero eso plantea dudas. La dirección del equipo intentó encontrar una respuesta con el fichaje de Bradley Beal -renunciando a Chris Paul y Ayton- para formar un trío de fuerza ilimitada, al menos a la hora de meter el balón en la canasta.
Pero a Durántula se le acaba el tiempo. A sus 35 años, no puede permitirse otra temporada en la que se hable más de él entre bastidores que en la cancha. Sigue siendo un anotador increíble, quizá el mejor de la NBA, pero eso no es suficiente para un jugador de tanto talento. El título es lo único que importa para jugadores de su calibre.
Es cierto que él no tiene esa presión, al haber ganado ya dos títulos, pero el riesgo asumido por los Suns, que hipotecaron su futuro para ir en busca de un título, tiene que estar justificado. Esta temporada no se tolerará el fracaso, y estamos deseando ver el liderazgo de KD en acción. Si llegan a las Finales de la NBA, será una temporada exitosa y no al revés.
Promedios 2022/2023: 29,1 puntos, 56% en tiros, 40,4% en triples, 91,9% en tiros libres.
Objetivo justificado: promedio de 30 puntos con porcentajes de 50/40/90 y Finales de la NBA.