Tiemblan los vitorianos cada vez que aparecen por su cancha. Otrora inexpugnable, hoy cualquiera puede asaltarla. Y si encima no es un cualquiera sino el Unicaja, ya se pueden imaginar. 

Un 0-9 desde el salto inicial ya marcó muy a las claras lo que iba a pasar, castigando los malagueños cada error local y cargando bien el rebote ofensivo para dominar el primer cuarto 19-25. Y siguió así en los albores del segundo, con un 0-8 que llevó la máxima renta al electrónico (23-33). Ahí entraron en juego Marinkovic y Moneke para conducir a los suyos a equilibrar las cosas (44-44) al descanso.

Tras el paso por vestuarios, los de Ibon Navarro ajustaron más su defensa a Markus Howard y desde el 50 iguales pegaron un estirón bestial de 0-18 que mató a los baskonistas (50-68), metiendo dosis de velocidad y potencia a partes iguales, y con un Carter entonado (5/6 en triples). 

Ante el malestar de los seguidores, Howard pidió la bola para ponerse en trance y anotar todo lo que le llegaba en  el último cuarto. 21 puntos anotó en esos 10 minutos. Locura total y 83-84. Pero la sangre fría de Taylor y un triple de Osetkowski, neutralizaron la reacción para cerrar el triunfo por 84-93. 

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