Sin sitio en la primera plantilla al inicio de campaña, pero con el club baskonista confiando en sus posibilidades de futuro, el ruso, de 2,02 metros, renovó en septiembre y emprendió viaje a Estados Unidos.
Allí, en la G-League, ha estado trabajando hasta que ha surgido la oportunidad de volver a España y enrolarse en la filas del Gipuzkoa, que lo mantendrá en su disciplina estos próximos meses.
Una oportunidad para el Baskonia de ver más de cerca su evolución y considerar si tiene sitio en la plantilla azulgrana la próxima campaña.