En 2014, siendo número 2 del draft de la NBA, Jabari Parker apuntaba a estrella generacional, de esas llamadas a comandar la mejor liga del mundo durante la siguiente década. Pero, como tantas otras veces, aquello se quedó en una promesa de una noche de verano.
Nueve años después tuvo que abandonar la puerta pequeña y dar el salto a Europa. Parecía, para alguien que prometía tanto, un paso atrás, incluso aun firmando por uno de los grandes del viejo continente. Pero unos meses después se ha demostrado que fue la decisión correcta.
Así lo admite el propio jugador del Barcelona. "Tomaría esta decisión 10 veces si tuviera la oportunidad. Creo que es la mejor decisión (renovar)". Y es que Jabari Parker ha acabado con todas las incógnitas sobre su físico y su implicación. Un examen que ha aprobado con nota y que le ha valido una extensión de contrato de dos años más.
"Estoy muy agradecido. Desde el primer momento que vine a Barcelona he tenido buenas sensaciones, buenos partidos y experiencias. Solo quiero mantener esos buenos momentos con más años aquí en Barcelona".
Sus números
Sin ser los de una estrella, algo complicado en un equipo con tantos líderes potenciales, Parker presenta unas medias más que notables. En la ACB promedia 11.5 puntos, 3.1 rebotes y 10.6 de valoración en 28 partidos. En Euroliga, 10.3 puntos, 3.9 rebotes y 9.3 de valoración.
Una aportación que espera seguir aumentando ahora que se acerca la fase decisiva en ambas competiciones, sobre todo en la máxima competición europea, donde le espera el Olympiacos. "Espero que estemos intensos, con la afición, con energía. Ambos equipos jugamos para ganar el título".
Una vida sencilla en la Ciudad Condal
Jabari Parker es un rara avis. Alguien con capacidad para los grandes lujos es un asiduo, sin embargo, al transporte público en la capital catalana. "Mi vida en Barcelona es fantástica. Me encanta, tanto por la calidad de vida como la comida. He escogido no tener coche porque estoy en una ciudad en la que moverte es muy fácil. Cojo el tren porque entiendo el privilegio que me ha dado Dios. La gente que está en el autobús no tiene elección, así que yo estoy agradecido de poder tomar el tren y el metro porque lo escojo. Pero también disfruto de estar con la gente, me da buenas energías cuando veo a la gente todos los días y tengo la oportunidad de ir andando por la calle. Esto también me permite ser una persona en Barcelona y ciudadano en Barcelona. Esto es lo que intento hacer. Intento ser un local más".