"Es un sueño hecho realidad para un joven de 20 años. Hubiera estado igual de orgulloso aunque hubiese perdido. Me siento muy orgulloso de mi equipo", dijo en la pista central tras recibir la copa de campeón de Wimbledon. 

Sabe que todo lo realizado, el sacrificio de su familia, el trabajo de Juan Carlos Ferrero y de su equipo de técnicos, fisios y psicólogos, ha merecido la pena. De ahí el sincero abrazo que provocó el llanto de su entrenador. 

Casi que le debía excusas tras el mal inicio de encuentro. "Después del primer set, he pensado que tenía que subir el nivel", ha reconocido. 

Agradecido al rey de España

Por supuesto, no podía faltar el agradecimiento al rey Felipe VI, que fue a verle a la final. "Estoy contento de que esté aquí apoyándome. Las dos veces que ha venido, he ganado. Espero que venga más", le dijo al monarca desde la pista central. 

Luego, en el interior del club, tuvo unos minutos para conversar con él y para confesar que, con la bola de partido, "lo que me ha pasado por la cabeza es el 40-15 de Roger Federer", recordando los dos match balls que desperdició el suizo ante Novak y que le costaron la victoria. 

Y no podía faltar tampoco la admiración precisamente a su rival, a un Djokovic al que le hizo sentir mayor sin intención, lo que provocó la sonrisa del serbio y de los aficionados. "Eres un jugador increíble y siempre has sido un espejo en el que me he mirado. Cuando nací, tú ya estabas ganando".

Pues quién sabe si en alguna parte del mundo habrá algún pequeño que dentro de 16 años le diga lo mismo al nuevo campeón de Wimbledon. Sería una buena señal.