No se llega a número 1 del mundo siendo un jugador normal. No se gana un Grand Slam siendo un jugador normal. No se gana Wimbledon siendo un 'terrestre'.
Alcaraz va camino de convertirse, quién se lo iba a decir, en un especialista en hierba. No había jugado ni cinco partidos en hierba en su carrera, pero llegó a Queen's y ganó. El preámbulo de lo que podría ser su camino en el All England Club. Y ahí ya ha alcanzado los cuartos de final, donde le espera Rune, compañero de generación.
Y está entre los ocho mejores porque supo calmar sus ánimos, leer el partido, tener paciencia y reinventarse para ganar a un durísimo rival como Berrettini. El italiano, si ahora está fuera del top30 de la ATP, no es por nivel sino por sus habituales lesiones. Sin ellas, sería un top10 eterno. Por eso, porque sabe jugar y sacar y golpear duro con su drive ganó el primer set.
Mantuvieron cada uno sus servicios, con Alcaraz más cómodo con ellos. Disfrutó Carlitos de tres bolas de break antes de que Berretto, en el octavo juego, aprovechase su segunda para ponerse 3-5 y saque. No iba a perdonar, por supuesto, un primer parcial que se llevó en 43 minutos.
Sobreponerse a las adversidades
Una de las lecciones de un número 1 es que no es como empieza sino como acaba. Y aunque aún anduvo unos minutos tocado tras perder el set inaugural, el español se recompuso y rompió por primera vez en el partido el saque a su oponente. Lo hizo, además, en blanco, para colocarse 3-1 y saque. Desde ahí, aguantó el suyo para llevarse el segundo por 6-3 en 40 minutos.
Poco tardó Alcaraz en volver a repetir la hazaña ante un tipo que suele sacar por encima de los 210 kilómetros por hora. Como el que coge margaritas en el campo. Con 1-1 le rompió el servicio, ganó el suyo y se puso 3-1. Tuvo opciones de 4-1, pero Berrettini se agarró a la pista como pudo. Aun así, pagaría el esfuerzo y cedería de nuevo su servicio con 5-3 en contra. Remontada firmada para el pupilo de Ferrero.
Ni con el cierre del techo
Con 2-2 y la luz natural cediendo fuerza, Berrettini forzó el cierre del techo para que encendieran los focos. Se supone que, en pista cubierta, sin viento ni otras inclemencias, la ventaja sería para él. Pero tras los 20 minutos de descanso, Alcaraz ganó su saque en blanco. Con 4-3 aprovechó una bola para hacer el break definitivo. Y aunque necesitó de cuatro match balls, finalmente tumbó a su rival para sellar el pase a los cuartos de manera brillante.
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