Carlos Alcaraz (20) quería ofrecer espectáculo en un partido que él mismo, como dijo en rueda de prensa, preveía que iba a ser "divertido". Y no le faltó razón, pero el público francés seguramente hubiese preferido sentir algo más de emoción. Lorenzo Musetti (21) llegaba con ganas de hacer algo importante en Roland Garros y parecía ir por el camino correcto, hasta que apareció una roca demasiado grande y dura que le obligó a decir adiós.
Y el inicio giró en la dirección contraria a la del resto del encuentro: rotura de saque y 0-2 para el italiano. No era la mejor forma de arrancar, pero el número uno del ranking ATP recuperó el servicio muy pronto, se puso por delante después y amplió distancias hasta el 4-2. Hasta cinco juegos seguidos cayeron hacia su lado antes de firmar el definitivo 6-3 en un auténtico golpe de autoridad que le hacía encarar la segunda manga con el mejor de los ánimos.
Empatados a 23 en lo que a errores no forzados se refiere, nada que ver respecto a la diferencia que se vio en el apartado de golpes ganadores (42 frente a 17), una estadística que también se hizo visible en el segundo set, con un 2-0 inicial a favor de Alcaraz. Este último, sin embargo, dio algunas opciones a Musetti, que las aprovechó a corto plazo y las dejó pasar después con dos quiebres sufridos de forma consecutiva. El 6-2 definitivo acercó el desenlace de un duelo poco parejo.
No cambió demasiado el guion en el tercero y último: hubo mucha más igualdad durante los primeros golpes, pero el murciano volvió a adueñarse con un 4-2 que condenaba a su oponente a tirar de épica para no ya remontar, sino acercarse al milagro. Otra vez por 6-2, tras poco más de dos horas, tumbó al 18º del mundo por la vía rápida y avanzó a cuartos, donde se medirá a Stefanos Tsitsipas.
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