El número 1 del mundo, a priori, tenía un rival asequible en la joven promesa croata en su estreno en el Open de Australia. Pero le salió respondón. Tanto que incluso le robó un set, el segundo, y le puso en muchos aprietos en el tercero.

Tuvo que dar lo mejor de sí mismo Djokovic para solventar los problemas que les causaron sus 49 errores no forzados y mandar en el partido. Y eso que empezó bien el encuentro, rompiendo el saque de su oponente y colocándose 2-0. Después, con 4-2, rompió de nuevo con un juego en blanco para cerrar con su servicio el primer set. 

En el segundo, ambos se regalaron sendas rupturas, por lo que se llegó al tie break. Y allí Prizmic necesitó cuatro bolas de set para poder empatar el partido. 

La tercera manga se caracterizó por los breaks de ambos. Si el croata perdía su saque, Nole hacía lo propio en el siguiente juego. Y luego lo volvería a perder para ponerse por debajo 2-3. Sin embargo, le pesó la responsabilidad a su contrincante y el campeón se apuntó los siguientes cuatro juegos para llevarse el set por 6-3. Eso sí, después de hora y 11 minutos de acción. 

Fue un duro golpe para el joven aspirante, que en un abrir y cerrar de ojos se encontró con un 4-0 en contra. Y aunque, ya sin nada que perder, ganó los tres siguientes juegos y salvó ¡seis bolas de partidos!, a Djokovic le bastó con mantener su servicio para cerrar el encuentro tras cuatro horas de juego por 6-4.