Actuar en casa y estar penúltimo en la tabla obliga a, como mínimo, salir con actitud ganadora. Claro, que no es lo mismo intentarlo con jugadores de calidad sobre el césped, como Carles Aleñá, Luis Milla o Gonzalo Villar, que con la intensidad y las ganas como única armas. Pese a ocupar uno de los puestos de descenso a Segunda, este Getafe tiene múltiples posibilidades para atacar. Menos de cinco minutos pasaron desde el pitido inicial hasta la primera amarilla para un futbolista del Rayo Vallecano (Santi Comesaña).
El 0-1, de rebote
Gritaba la afición visitante contra su presidente y a favor de sus héroes cuando Mauro Arambarri y Enes Ünal acariciaban el primero, a través de un golpeo lejano y un remate de cabeza tras un saque de esquina respectivamente, en dos acciones consecutivas. Sin apenas ocasiones en un duelo parejo, tenía que ser el balón parado el que lo inclinara hacia uno de los lados. Arambarri introdujo el balón en su propia portería en un córner botado por Isi Palazón (38'). Para unos, desgracia; para otros, suerte.
Antes de alcanzar la primera media hora de partido, ya había llegado el primer varapalo para Quique Sánchez Flores en forma de lesión, la de Milla (entró Ángel Algobia, canterano rayista), pero eso no iba a ser nada en comparación a lo que estaba por venir. La segunda mitad arrancó aparentemente con un guion similar, poniendo más corazón que fútbol para tratar de incomodar al cuadro de Vallecas, pero todo explotó en apenas unos instantes e Ivan Balliu, algo contagiado por el infortunio local, se erigió protagonista.
Del cielo al infierno
En un remate desde dentro del área y sin demasiada maldad, el balón golpeó en el brazo del futbolista albano, sustituido un minuto después por lesión, y el colegiado no dudó a la hora de señalar el penalti. Borja Mayoral asumió la responsabilidad mientras Ünal y Stole Dimitrievski dialogaban, pero lejos de marcar e igualar el choque para acercar la salvación, envió el esférico por encima del larguero para desesperación del técnico madrileño. En la siguiente acción, Aleñá vio la segunda amarilla (54').
Con un futbolista menos parecía ya bastante complicado, pero los azulones no cesaron con centros al área y estuvieron muy cerca del empate en varios de ellos. Solo Florian Lejeune, ubicado bajo el larguero como un portero más, pudo evitar el 1-1 al hacer de su cabeza una roca cuando el macedonio no tenía opción alguna de parar. Llegaron más intentos, aunque no tan claros, y el peaje fue dejar una autopista a la espalda de los defensas que en varias ocasiones estuvo cerca de traducirse en el 0-2 (por medio de Isi y Camello).
La suerte se busca
De la forma menos esperada, cuando el balón lo tenía el arquero visitante, que buscaba un envío largo hacia los delanteros, apareció un guerrero llamado Ünal, con su cabeza puesta en el partido y con el alma a miles de kilómetros junto a las víctimas del reciente terromoto en su país (Turquía) y Siria, para presionar la salida de balón y anotar un gol fruto de un rechace que vale lo mismo que otro de chilena. Llegó al banquillo y cogió una camiseta para dejar constancia de su recuerdo y cariño hacia todos los afectados.
Pudo redimirse el guardameta del Rayo porque Munir El Haddadi lo puso a prueba en el intento frustrado de remontada, un disparo con dificultad añadida porque incluía un bote. Se estiró de forma magnífica, en vertical, minutos antes de que David Soria lo hiciera en horizontal, en la portería contraria, y amargara así a Raúl de Tomás, cuyo golpeo desde los once metros se topó con la sobresaliente intervención del ex del Sevilla, que ni siquiera dio lugar a rechace. Los ocho minutos de añadido no cambiaron el 1-1 final.
Jugador Flashscore del partido: Soria.
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