Jorge Sampaoli tiene el objetivo de resucitar al Sevilla, que se encuentra en la zona baja de la clasificación liguera y lejos de obtener el billete a los octavos de final de la Champions. Dejó un gran recuerdo en su anterior etapa, pero entonces tenía una plantilla hecha a su medida, no como ahora. El conjunto dirigido hasta este miércoles por Julen Lopetegui debe recuperarse anímicamente para acercarse al nivel de forma que se vio en la primera vuelta de la pasada campaña.
El técnico valora mucho el hecho de conocer el club, a Monchi y a los trabajadores porque eso le da "un plus". En caso contrario, según dice, hubiera esperado a después del Mundial para afrontar "un proyecto nuevo". Pese a descartar su regreso tiempo atrás, afronta ahora su segundo ciclo en Nervión después de haber estado al frente, en las últimas temporadas, de Olympique de Marsella, Atlético Mineiro, Santos y la selección de Argentina. Todas estas experiencias, después de su paso por la capital andaluza.
Sampaoli, un romántico del fútbol
El ex seleccionador del combinado albiceleste tiró de literatura para expresar lo que quiere de sus nuevos jugadores: "Amor por la pelota y hacernos dueños del balón. Yo la pierdo y la quiero recuperar. Eso es lo que te acerca al 'amauterismo'. Los automatismos son raros; son para las máquinas, no para las personas. Nosotros queremos encontrar una cultura. Yo no puedo darle a los futbolistas toda la información porque, cuando la pelota se mueve, es el rival quien te la da".
Preguntado sobre cuáles pueden ser las claves para conseguir la ansiada mejoría, explicó lo siguiente: "El fútbol te pone en este tipo de circunstancias. No siempre va a tener uno la posibilidad de ganar siempre y debemos estar unidos. No debe haber reproches, sino intenciones. Esta es la plantilla con la que contamos, así que hay que tener respeto hacia la idea actual. Este proceso nuevo tendrá que buscar herramientas que nos permitan cambiar la historia de ahora".
Además, Sampaoli sabe también que es importante conseguir que la afición vuelva a ilusionarse, aunque pide a los sevillistas que "no vivan del recuerdo" y olviden aquella exitosa campaña 2016/17. "Los jugadores tienen que transmitir emociones. Vamos a intentar buscar conexiones y no sufrir. Por el calendario que tocó, los rivales son muy fuertes, así que tenemos que estar a la altura y hacernos fuertes", indicó también el carismático entrenador.
Un vistazo al pasado
"Tengo recuerdos muy gratos de cuando estuve aquí, tengo la ilusión de generar la misma idea que entonces. Vengo con energía para realizar modificaciones a corto plazo. Nosotros hablamos con los jugadores de que empieza una nueva etapa y de que habrá una reconstrucción del juego. Esperamos que se generen superioridades para evitar sufrir", explicó Sampaoli durante la entrevista que concedió a modo de presentación.
Además, Sampaoli comparó esta nueva etapa con la anterior en el Sevilla: "La idea es no jugar un partido de ida y vuelta porque hay diferencia física entre otros equipos y nosotros. Debemos aumentar la competitividad, que hoy día se derrumba cuando se encaja un gol. Aquella vez formamos un equipo en función de lo que armamos con Monchi, ahora es diferente porque me tengo que construir yo con lo que tengo".
Por otro lado, es consciente de que la plantilla será la misma durante algo menos de tres meses: "La solución la tienen los jugadores, y yo me tengo que adaptar a ellos. Cuando tengamos la posibilidad de reforzarnos, lo veremos, pero hoy debemos complacer a la gente. Buscar siempre el arco rival, eso es lo que yo quiero. El 6-4 contra el Espanyol de mi debut fue muy raro. Nosotros veníamos emocionadísimos y cometimos errores defensivos, pero fue inolvidable".
Respecto a su estancia en el Marsella, cuyos jugadores podían tener un sentimiento similar al de los actuales miembros del plantel andaluz, explicó que la plantilla se sentía "oprimida" y que "no quería que llegara el partido". Sampaoli tiene un grato recuerdo de la que fue su última experiencia (hasta verano de este año): "Pudimos conseguir resultados rápidos y nos clasificamos para Europa. Ganamos el primero contra el Rennes y el vestuario lo celebró como si hubieran ganado la Copa del Mundo. Fue duro porque el idioma tampoco nos ayudaba y había que usar traductores, aunque nos pudimos entender bien".