Inglaterra ha perdido cuatro de sus últimos seis partidos en casa. Se marcharon de Twickenham con la cabeza gacha, tras haber sido abucheados por el público después de una derrota por 53-10 ante Francia durante el Seis Naciones del año pasado, su derrota más abultada en el estadio.
Volvieron a sufrir un trato similar en su último partido en casa, una derrota por 30-22 ante Fiyi en un encuentro de preparación para el Mundial en agosto.
"Volver a casa por primera vez desde el verano pasado también es sinónimo de que somos un grupo nuevo", declaró Steward a la prensa antes del primer partido del año de Inglaterra en casa.
"Nunca diría que los aficionados tienen que levantarnos, ellos lo hacen en función de lo que hacemos, así que la responsabilidad es nuestra (de rendir)".
"Como jugadores, cuando juegas con Inglaterra se espera que ganes. Así que, cuando no lo haces, es comprensible que los aficionados no estén de nuestro lado", añadió.
"Los aficionados son el corazón de lo que hacemos. Queremos que Twickenham estalle, y que sea un lugar al que queramos ir a jugar delante de nuestros seguidores y representarlos".
Inglaterra necesitará más apoyo que nunca, ya que en la plantilla hay varias caras nuevas, como el flanker Ethan Roots y el centro Fraser Dingwall, que fueron titulares en su primer partido contra Italia el pasado fin de semana.
Jamie George ha sustituido a Owen Farrell como capitán, mientras que el cuerpo técnico también ha sufrido una reorganización desde la Copa Mundial, con el entrenador de defensa Felix Jones y el asesor de habilidades Andrew Strawbridge como recientes incorporaciones.
"Este es esencialmente un nuevo comienzo, hemos tenido nuestra Copa del Mundo y estamos en el inicio de un nuevo ciclo con caras frescas y nuevos entrenadores", dijo Steward.