A pesar de no haber conseguido aún una victoria desde que sustituyó a Unai Emery, Quique Setién es de ideas fijas y no cambia su plan. Esto es, posesión infinita hasta encontrar un espacio para plantarse ante el portero. Pero tener el balón por tenerlo no sirve absolutamente de nada si no arriesgas un pase o aceleras la circulación. Se convierte en un juego ramplón, aburrido, sin ambición y, lo que es peor, facilita la labor defensiva del contrario.

Eso es, a día de hoy, el Villarreal. Un conjunto que no utiliza de inicio a sus extremos, a los que encaran y regatean, a los que abren las bandas. Y así es imposible generar peligro. Ni siquiera a balón parado cuando el rival, en este caso el Mallorca, tiene jugadores imponentes por arriba. 

En este contexto, con la zaga amarilla a la altura del medio campo esperando su turno para pasarse el balón, a los bermellones sólo les quedaba tener paciencia para disponer de alguna ocasión de acercarse a Rulli. Sin necesidad de arriesgar, desde su propio campo, Kang in Lee aprovechó los 40 metros que había entre el último defensor y el arquero argentino para enviar a la carrera a Jaume Costa. Sólo un milagroso tobillo de Rulli impidió abrir el marcador. Como el púgil que espera quieto mientras su oponente revolotea sin parar y cuando se cansa, golpea para derribarlo. Pues así actuó el Mallorca.

No fue a la primera, pero sí a la segunda. Dani Rodríguez agarró el balón y metió un balón al interior del área por detrás de los centrales, Gio González ganó la línea de fondo y metió el pase atrás para que Muriqi, con un pequeño roce de Albiol, terminara la obra maestra. Tres pases, no 500, y gol. 0-1. Setién, pasmado sin entender nada. Y los aficionados locales, silbando y gritando “fuera, fuera”. 

Más delanteros locales, más contragolpes visitantes

El que salió fuera del terreno de juego fue Trigueros, que se quedó en el vestuario. Necesitaba más mordiente el Villarreal y pensó su técnico que Jackson podía ser la solución formando dupla ofensiva con Danjuma. Pero no por poner más delanteros vas a crear más peligro. Al contrario, sin movilidad, estáticos, esperando el pase al pie y no al hueco, lo que hizo el cuadro local es perder un hombre en medio campo y otorgar más contragolpes a los baleares. 

González y Jaume Costa eran puñales en los carriles, subían como motos en una autopista sin peajes. Kang in Lee ordenaba el tráfico, daba la pausa cuando era necesario y permitía acelerar en el momento oportuno para que el juego fluyese. Y Muriqi, llegase al remate o no, era una pesadilla para Albiol y Pau Torres. Qué cansino el albano-kosovar para los zagueros. Qué bueno para Javier Aguirre, que vio el choque desde la grada por sanción, tener alguien así como referente. 

Así transcurrían los minutos sin que Rajkovic tuviera que intervenir de modo decisivo hasta que llegó, a poco más de un cuarto de hora del final, un zurdazo de Chukweze que repelió el larguero. La respuesta del Mallorca fue aún mejor. Otro zurdazo, este de Amath, que se coló como un misil indetectable para Rulli. Golazo, 0-2 y jarro de agua fría en el Ciudad de Valencia, donde actúa como anfitrión esta campaña el Villarreal.

Setién agitó el árbol, pero este ya estaba seco. Y la grada, con la derrota ya confirmada, en el cuarto partido de su nuevo entrenador, el primero en casa en LaLiga, cantó "Quique, vete ya". Se hunde el Villarreal, también Setién, y respira el Mallorca. 

Jugador Flashscore del partido: Kang in Lee (Mallorca).

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