Bagnaia, campeón actual de MotoGP y líder del Mundial, quería resarcirse de la carrera al sprint del sábado, en la que no pudo entrar ni entre los diez primeros. Sin lluvia ni suelo mojado, el italiano de Ducati salió muy motivado y desde la cuarta posición se aupó a la primera en apenas dos vueltas. Bezzecchi se fue tras él y formaron un tándem italiano en cabeza.

Alex Márquez luchaba por un puesto de podio tras su victoria en la Sprint Race del sábado pero un problema en el cambio de su Ducati le hizo abandonar en la vuelta 6. Del cielo al infierno en apenas un día. 

Bezzecchi forzó al límite para evitar que Bagnaia se escapase y ese ansia le llevó al suelo a 14 vueltas del final. El cero en su casillero del Gran Premio de Gran Bretaña le hará daño. Entretanto, Aleix Espargaró se puso segundo y en modo persecución para intentar cazar al líder del Mundial. 

Lo logró y ambos se quedaron solos para luchar por el triunfo, con Viñales, compañero de Aleix en Aprilia, peleando con Binder por la tercera plaza. Bastantes metros más atrás, Martín remontaba hasta la octava posición, un mal menor, especialmente teniendo en cuenta que su rival por la segunda plaza de la general, Bezzecchi, estaba fuera de carrera. 

Binder y Viñales atraparon a los dos primeros y se formó un grupo de cuatro: Bagnaia (Ducati), Espargaró y Viñales (Aprilia) y Binder (KTM). El portugués Oliveira (Aprilia) intentaba enlazar desde la quinta plaza. Justo entonces apareció la lluvia y Marc Márquez se fue al suelo. Otra caída, la primera de la etapa “tranquila” del 93, que no levanta cabeza. 

Todo parecía indicar que Bagnaia impondría su ley pero Aleix decidió jugársela, con parte del suelo mojado, y le salió cara. Su atrevimiento tuvo recompensa y derrotó al líder y campeón italiano por delante de Binder, Oliveira, Viñales y un gran Martín, que acabó sexto tras su incidente en la salida. 

Con 34 años, Aleix disfrutó a lo grande, junto a sus hijos, presentes en el circuito, la segunda victoria de su carrera en MotoGP.