De promesa al banquillo. La realidad de Ansu Fati (20) vuelve a enseñarle a la prensa catalana a no inflar a los jóvenes integrantes de La Masía como grandes estrellas de la élite del fútbol. Ya había ocurrido con Bojan (32). O con Cristian Tello (31). O con Thiago Alcántara (31). La presión sobre unos muchachos que están empezando su camino en el deporte no suele entregar resultados favorables en un corto plazo. 

Ansu Fati refleja esa realidad. Con 17 años fue llamado el "heredero" de Messi. Con 18 ya era titular bajo la tutela de Ronald Koeman. Con 19 pasó por tercera vez por el quirófano y con 20 sigue en ese círculo de nunca acabar que le impide desplegar su máximo desempeño en el Camp Nou. 

Xavi no ha forzado su regreso. El Barcelona encontró en Ousmane Dembélé (25) una opción vigente para suplir la baja del canterano. El campeón del Mundo francés es una pieza fundamental en su esquema ofensivo mientras que Fati pierde cada vez más espacio en la plantilla. 

La Premier, al acecho 

La Premier League es la competición que sigue a los futbolistas que no se encuentran conformes en LaLiga. Desde Inglaterra han observado la caída anímica de Fati y pretender dar otro golpe sobre la mesa del mercado de fichajes. 

El Barça no quiere dejar salir a Fati. Sin embargo, el déficit fiscal del equipo le obliga a generar ingresos. Una venta sería importante para la directiva y el valor del jugador supera los 50 millones de euros según Transfermarket. 

El Arsenal y el Tottenham han tocado las puertas del Barcelona y han preguntado por Fati. Aún no se ha realizado una oferta formal. El Bayern Múnich también persenta interés (en menor cuantía) por el atacante español. El entorno del futbolista no le cierra las puertas a una venta acorde a la información publicada por La Vanguardia. Quiere minutos y ritmo. 

El Barcelona, por su lado, sólo venderá a Fati si el jugador es quien se encarga de dar el primer paso.