Francia está en pie de guerra contra la reforma de las jubilaciones que pretende llevar a cabo Emmanuel Macron y donde más se nota el descontento es en la capital, París. Cualquiera que transite por ellas puede ver como se amontonan kilos y más kilos de basura junto a los contenedores a causa de las diferentes huelgas contra la reforma que plantea el presidente de la República.
Desde luego, estas postales no transmiten al exterior la mejor de las imágenes por parte de una ciudad que en aproximadamente un año y medio afrontará el desafío de albergar unos Juegos Olímpicos. Una cita ante la que seguro también se levantarán los parisinos, de los que una gran parte no está del todo contenta con organizarla.
Así nos lo hacía saber un agradable taxista en nuestra última visita a la capital gala: “Cuando sean los Juegos Olímpicos yo me cojo un mes de vacaciones. Alquilo mi piso y me marcho a otro país. Le voy a sacar más rentabilidad que si me quedo y no tendré que aguantar atascos y todo lleno de gente”, nos explicó.
“En París no necesitamos unos Juegos Olímpicos. Lo que necesitamos es que el dinero que se va a destinar a ello se utilice para mejorar la vida de la gente. Invirtiendo en sanidad, creando puestos de trabajo…”, agregó el amable conductor.
Esos sentimientos que nos transmitía este profesional no son un caso aislado, sino los que tienen muchos habitantes de París, lo que hace que la crispación aumente a medida que se aproxima el acontecimiento. Una sociedad muy volcada con pelear por sus ideales le va a poner a su gobierno las cosas difíciles si no le da lo que demanda.
Una ciudad problemática
Organizar un evento de estas dimensiones en París no será un camino de rosas. Es un lugar en el que siempre encontramos algún tipo de obstáculo. Además, moverse por ella, en muchas ocasiones, se puede convertir en una auténtica odisea. Su transporte público deja mucho que desear y no es nada rápido. Algo que deben resolver de cara a los Juegos.
Cuando no son las infraestructuras, los problemas los ponen las huelgas. Si ahora es con la basura, en octubre fue con los transportes. Era imposible moverse por allí a causa de las interminables colas de más de dos horas para conseguir gasolina. El conflicto es constante, por ‘h’ o por ‘b’.
Finalmente están las constantes obras que se llevan a cabo en sus calles. Un auténtico dolor de cabeza para los transeúntes. 500 días tienen París y Francia para satisfacer las demandas de sus paisanos y suprimir todas las carencias que presentan antes de inaugurar el mayor evento deportivo del año 2024.