El GP de Brasil es una de las últimas competiciones del año. Con Marx Verstappen consagrado como Campeón del Mundo, poco más queda por hacer. En cuanto a la clasificación general, los anhelos son leves. El título está definido. La carrera carioca, sin embargo, es un objetivo que pasa por una palabra escencial para las escuderías: el honor. 

Fernando Alonso es, precisamente, un hombre de honor. El corredor terminará en el cierre de la temporada su etapa con Alpine. Los franceses nunca han entendido al asturiano. Quizás ni él mismo se comprende, por momentos. 

En Brasil no hubo espacio para problemas. Ni para cruces de declaraciones. Ni para polémicas. El gigante sudamericano es, hasta ahora, un sinónimo de buenas sensaciones para el piloto, que terminó en la séptima plaza de los tiempos libres. 

"Estoy satisfecho con la clasificación de hoy, que hemos tenido que ejecutar en condiciones muy complicadas. Al principio, con los neumáticos intermedios, nos hemos adaptado rápidamente ¡y ha sido bonito estar en primera posición! Una vez que cambiamos a los neumáticos de seco, volvimos a estar en primera posición en todo momento. Parecía que éramos rápidos en estas difíciles condiciones", dijo. 

Mientras que en el costado de Alpine se respira tranquilidad en la antesala del GP brasileño, en Ferrari se vive una novela. Muy al estilo italiano. La escudería fue víctima de un extraño error, que puso en aprietos a Charles Leclerc. 

Carlos Sainz, piloto español del poderoso equipo italiano, también se vio afectado por el contratiempo de los suyos. El madrileño finalizó en la quinta plaza de los tiempos libres, con un sorpresivo sinsabor por lo que vivió su compañero de Mónaco. 

“Día duro para el equipo tras una clasificación complicada. En la Q3 sólo hemos tenido un intento con el neumático blando porque la lluvia se ha retrasado un poco y mañana empezaremos desde la quinta posición",  añadió.