Montse Tomé (41), que asegura estar en el sitio donde quiere estar y reconoce que no es "mucho de soñar", ha pasado por un sinfín de estados de ánimos desde que fue elegida para sustituir a Jorge Vilda (42). La decisión no convenció a la plantilla y todo se complicó cuando ignoró la petición de las campeonas del mundo e hizo la convocatoria sin pensar más allá del aspecto deportivo. Las dos últimas victorias, especialmente la de Suecia, generó tranquilidad. Ahora, al fin, parece disfrutar.

"Me siento muy feliz. Estoy contenta por liderar este grupo de grandísimas futbolistas, a este staff y a esta delegación. Tengo muchísimas ganas de continuar con los éxitos y de enfocar la Nations League, que es una competición nueva", comentó la entrenadora, quien agradece "el cariño" del país y pone el foco en que "niños, niñas, hombres y mujeres" se ven atraídos por el buen juego que ofrecen las internacionales -se verán las caras con Italia y Suiza en los próximos días-.

"Aprendí a ponerle palabras a todas aquellas situaciones que había vivido y eso te da una dimensión diferente a la hora de relacionarte con la jugadora porque lo haces desde el sentir. Ellas necesitan un lenguaje sencillo, que lo entiendan, además de profesionalidad y conocimiento", añadió la asturiana, que está "muy agradecida" por haber tenido "la libertad y los recursos" a la hora de componer un cuerpo técnico en el cual reina el "clima de trabajo positivo".

"Me gusta que tengamos confianza, paciencia y posición con balón para generar juego ofensivo de calidad y de éxito. En las pérdidas somos muy intensas y muy solidarias. El gen competitivo es clave. Tenemos que ser un equipo ganador y ambicioso, que en cada entrenamiento quiera ser mejor que el día anterior, y ahí es donde tenemos que crecer, en esa exigencia diaria. Eso es un poco lo que tratamos de transmitirles", explicó Tomé durante la entrevista.