Estos son los pasajes más importantes de la entrevista concedida a Dazn por Marcus Thuram, el delantero francés del Inter que ya ha hecho olvidar a los aficionados nerazzurri a Romelu Lukaku.

Cómics

"De pequeño me gustaba mucho Dragon Ball, en la tele. Luego descubrí los cómics. Mis primos y yo empezamos a comprarlos todos, incluso otros manga".

Llegada a Milán

"Cuando llegué no pensaba en el impacto que podía tener, pensaba en encajar lo mejor posible. Saber italiano lo hizo todo más fácil. Sabía que el equipo ya era muy fuerte, pero quería encajar en el juego. Tácticamente he mejorado mucho desde que estoy aquí".

El gol en el derbi

"En una reanudación Lauti envió un balón a Denzel en profundidad, fui a recuperar el balón y entonces vi que Thiaw no me atacaba de inmediato, por lo que decidí apuntar a puerta. Al estar en uno contra uno tuve tiempo de disparar y marqué. Cuando cierro los ojos y pienso en el partido me viene a la cabeza la entrada al campo con las dos coreografías, un momento especial. La semana fue normal, pienso en los partidos y en el trabajo. Le había preguntado un poco a Mkhitaryan, pero no me quiso contar demasiado porque me dijo 'ya lo verás...'".

Alegría en la celebración

"Cuando marqué contra la Fiorentina me vino así porque cada partido en San Siro hay un ruido increíble. Quizá de los goles que marqué el que más disfruté fue contra la Roma. Era un ambiente especial. Me tomé mi tiempo para disfrutar del júbilo. ¿El de Dimarco? Lo había visto en el BMG, fue precioso y se me quedó grabado. Así que quise hacerlo con él porque era una exultación preciosa. Cuando intenté imitarlo con Lautaro no le gustó. Me dijo algo después pero nada en particular.... ¿El de la mano en la cabeza? Antes del Benfica le había dicho al hijo de Henry que si marcaba haría eso y entonces me lo enseñó.

La final del Mundial

"Un partido espectacular, me dicen los que lo vieron desde fuera. Para mí desde dentro un poco menos, pero así es la vida. Los partidos se ganan y se pierden. Lo pienso a menudo, pero no puedo evitarlo. Queremos volver algún día, puedo pensarlo pero no podemos cambiarlo'.

Karim, el ídolo

"Benzema es para mí una inspiración al cien por cien. Juega de 9, pero también de 10, o de extremo. En cada parte del campo puede aportar una solución al equipo y ése es el tipo de 9 que quiero ser. Me dio muchos consejos, pero el más importante es respetar el juego: dispara si tienes que disparar, pasa si tienes que pasar. Siempre necesitas la respuesta correcta".

Inter

"¿El primero que me escribió? Dimarco, me dijo que llevaba dos años esperándome. El Inter es un sentimiento que yo tenía dentro. Dos años antes, cuando quise venir y no pude me dolió mucho porque ya me había hecho a la idea de vestir de neroazzurro. Quería venir aquí. Era uno de los últimos días del mercado, llevaba toda la semana hablando con el Inter. Pensé que iría al Inter y, en cambio, me lesioné en el primer tiempo y me quedé en el Borussia. No me di cuenta al instante de que era grave. Seguí jugando cinco minutos y luego paré porque me dolía, pero no pensé que fuera grave. El Inter siempre me ha apoyado, son gente buena y respetuosa, así que para mí era obvio que tenía venir a Milán'.

Italia

"¿Qué recuerdo de mi infancia? Muchas cosas, iba al parque, jugaba. Iba al estadio en Turín. Era bonito estar en Italia de niño. Tengo una foto de niño con Federico Chiesa en Parma. Tengo una buena relación con Weah, hablo a menudo con él".

Papá Lilian

"Cuando ganó el Mundial yo no tenía ni un año. Es algo increíble para él, yo sólo supe a los 10-11 años quién era mi padre. No veía a Lilian Thuram, veía a mi padre. Al principio él no quería que yo fuera futbolista, luego vio que me encantaba el fútbol. Siempre me ayuda después de los partidos. Los ve. Me gusta, ya que me hace aprender rápido. Es muy estricto, pero es mejor así porque tiene que decirme lo que he hecho mal. Cuando marco goles y me ve sonreír me dice 'cálmate, te explicaré dos o tres cosas'".

Y el abuelo Cannavaro

"Papá y Cannavaro tienen un juego. Si marco un gol me dicen que si ellos estuvieran en el campo no habría marcado. Entonces les digo 'abuelo cálmate y quédate delante de la tele'".

Los zapatos de Messi

"Yo tenía diez años y un día vino Messi al entrenamiento, que tenía 19-20 años. Era la hora después de la sesión, cuando pueden entrar los niños. Me había olvidado las zapatillas, Messi era el jugador que tenía una talla más parecida a la mía. Yo gastaba un 38 y él un 40-41. Me dejó sus botas para jugar y luego me dijo que podía llevármelas a casa. Al día siguiente fui a jugar al fútbol y se las di a un amigo, porque no sabía muy bien quién era Messi. Me arrepiento de ello todos los días...".

El fenómeno

"Un ídolo. De niño tenía una manta de la que no me quería desprender nunca. Mi madre quería quitármela y yo no quería, así que me dijo que tenía que dársela a Ronaldo y se la di. No sé dónde fue a parar...".