Siguiendo los pasos de su padre futbolista, el delantero pasó cinco años en la academia del Dinamo de Tiflis desde los 11 años.
Actualmente deslumbra en el Nápoles, líder arrollador de la Serie A, con 14 goles y 14 asistencias en todas las competiciones esta temporada.
"Pocos podían imaginar entonces que aquel niño delgado se convertiría en una estrella internacional", explica a la AFP Levan Salukvadze, entonces asesor del presidente del Dinamo de Tiflis.
Ya en 2017, cuando Kvaratskhelia comenzó su carrera senior en el club preeminente de Georgia, con 16 años, "los directivos temían que no tuviera la forma física (suficiente) para jugar con mayores", dijo Salukvadze.
"El presidente del club sugirió esperar un par de años más antes de que se incorporara al equipo, pero yo le dije que, dentro de dos años, Kvaratskhelia estaría jugando en el Liverpool o en el Real Madrid".
Ahora, Kvaratskhelia es una estrella internacional apodada Kvaradona por los seguidores del Nápoles en referencia a su venerado icono Diego Armando Maradona.
De niño, era un "chico tímido y disciplinado que vivía para el fútbol", según Salukvadze.
"Desde pequeño se concentró plenamente en el fútbol y hasta hoy el fútbol es para él algo más que un trabajo... por eso sus fintas, su juego, sus carreras y sus aceleraciones son así de alegres".
El entonces ojeador jefe del Dinamo de Tiflis, Teimuraz Ugrekhelidze, lo describió como "un chico con mucho talento, que destacaba por su velocidad y su técnica".
"Su técnica no consistía sólo en no perder el balón, sino que siempre estaba dispuesto a tomar la ofensiva", añadió.
"Kvaratskhelia no se saltaba ni un solo entrenamiento, era un ejemplo para el equipo como jugador de talento y extremadamente resuelto que siempre hace todo lo posible por ganar".
Estrella rutilante
El biógrafo Giorgi Kekelidze afirmó que el talento de Kvaratskhelia tiene sus raíces en el amor por el fútbol que había visto de niño en su familia y en su pueblo natal, al oeste de Georgia.
En casi todas las entrevistas, Kvaratskhelia atribuye sus logros a su familia.
"Su abuelo Mamia y su padre Badri eran futbolistas de éxito, y su abuela Dunia, una ávida pero muy extraña aficionada al fútbol", explica Kekelidze.
"Solía desear que todos los partidos acabaran en empate, para que nadie se enfadara.
"Pero eso cambió cuando Khvicha se mudó al Nápoles. Antes de su partido, ella se persignaba en el televisor y rezaba por su victoria".
Cuando Dunia murió en enero, Kvaratskhelia llevó un brazalete con su nombre durante el partido del Nápoles contra el Roma.
"Hay un gran amor por el fútbol en Nakifu", la remota aldea de paisajes bucólicos y apenas 700 habitantes, afirmó Kekelidze.
Puede parecer una cuna improbable para un fenómeno mundial en ascenso, pero "'estrella brillante' es exactamente lo que significa su nombre de pila, Khvicha, en la lengua mingreliana" que se habla en su región natal.
Brasileños soviéticos
Un veterano historiador del fútbol georgiano, Tengiz Pachkoria, que siguió la carrera de Kvaratskhelia desde sus primeros años, afirmó que las ricas tradiciones futbolísticas de la nación le han forjado como jugador.
Durante la época dorada del fútbol georgiano, que floreció entre los años 60 y 80, "la prensa europea se refería a los futbolistas georgianos como 'brasileños soviéticos'", afirma.
"Aquel era un fútbol muy técnico y de improvisación, al que pertenece todo el grupo de grandes futbolistas, y el estilo de Kvaratskhelia tiene su origen en su estética futbolística", añadió.