Dicen que los clubes no son nada sin sus aficionados, y lo cierto es que la industria del fútbol tendría poco sentido si no hubiera seguidores. De hecho, resultaría directamente inviable a nivel económico, ya que abrir un estadio para un partido ya supone una importante inversión... más si cabe cuando este pertenece al ayuntamiento de la ciudad en cuestión -es el caso de, por ejemplo, el todopoderoso París Saint-Germain-.
Si hay un país donde son conscientes de esto, por supuesto, ese es Inglaterra. Allí se dieron las primeras patadas a un balón, así que no hay ninguna duda respecto a la filosofía de poner en valor a quienes le dan sentido al negocio. Y prueba de ello es el último gesto del Nottingham Forest, que decidió invitar a una antigua socia, de 92 años, que dejó de serlo cuando empezó a tener problemas de visión allá por 2009.
Su mayor deseo era volver a escuchar Mull of Kintyre, una canción que escribieron Paul McCartney y Denny Laine a finales de 1977 y fue interpretada por la banda Wings. Meses después, el Forest se adjudicó la Premier League (y la Copa de Europa por partida doble antes de la década de los 80) y sus más fieles se apropiaron del tema -realizando modificación en la letra-. Desde entonces, se canta antes de cada encuentro como local, una especie de himno para aunar fuerzas.
Hill pudo disfrutar del partido de este sábado frente al West Ham (2-0). Y el escenario fue idílico, ya que los anfitriones se llevaron la victoria gracias a los goles de Taiwo Awoniyi, asistido por Nicolás Domínguez justo antes del descanso, y de Callum Hudson-Odoi, que sentenció el triunfo en el tiempo de descuento. Antes, allá por el minuto 71, Kalvin Phillips vio la tarjeta roja tras recibir dos amarillas, lo que complicó la tarea para los londinenses.