Camavinga, el miércoles; Haaland, el jueves por la tarde; Vinicius Jr., el jueves por la noche; Oyarzabal, Ter Stegen y Onana, el viernes; y Zaire-Emery, el sábado por la tarde. En el mundo del fútbol, muchos jugadores -sobre todo en los clubes europeos- lo llaman el "virus FIFA". Es un término que han hecho suyo los medios de comunicación. Volvió a golpear durante este parón internacional que, hace unos años, sólo se utilizaba para las eliminatorias de los que no se habían clasificado en la fase de grupos.

Y como cada año por estas mismas fechas -finales de octubre, principios de noviembre-, los periodistas somos muy críticos con este calendario que, desde hace años, perjudica la salud de los jugadores y hace cada vez menos atractivo el 'producto fútbol'. 

El 14 de marzo de este año, el Consejo de la FIFA se reunió antes del 73ᵉ Congreso de la FIFA en Kigali, Ruanda, para adoptar "varias decisiones clave, en particular en relación con el futuro de las competiciones masculinas y femeninas". Les haremos un rápido resumen de la masculina, entre 2025-2030: una ventana de nueve días en marzo, con dos partidos; una ventana de nueve días en junio, con dos partidos; una ventana de 16 días a finales de septiembre, principios de octubre, a partir de 2026, con cuatro partidos; y una ventana de nueve días en noviembre, con dos partidos....

Una aberración para quienes tuvieron la suerte de vivir un fútbol diferente en las décadas de 1990 y 2000, y una locura para las generaciones mayores, sobre todo las que estuvieron inmersas en el fútbol estadounidense anterior a la Copa Mundial de 1994. Si el fútbol aún no está totalmente muerto, está en vías de desaparición. Al menos,el tipo de fútbol que nos hacía soñar.

El calendario sobrecargado es una realidad. Y ni siquiera mencionaremos la Copa Mundial de la FIFA 2026, donde la final se jugará el domingo 19 de julio de 2026 y la liberación obligatoria de jugadores comienza el 25 de mayo. Por no hablar de la fabulosa idea de celebrar un Mundial cada dos años. Lo mismo ocurre con la UEFA, con su nuevo formato de Liga de Campeones de 36 equipos. En un entorno en el que el dinero es la única prioridad -por no decir que está podrido hasta la médula-, se ignora la salud de quienes hacen bello el deporte.

"No somos más que marionetas de la FIFA y la UEFA", dijo hace unos años Toni Kroos, que se retiró del fútbol internacional de selecciones en 2021 a los 31 años. "Las ligas de la FIFA deben pensar en los jugadores, no en sus carteras", comentaron Jürgen Klopp y Pep Guardiola en 2019. El español añadió que los clubes necesitaban "menos partidos, menos competición, más recuperación". Cuatro años después, nada ha cambiado y el fútbol se hunde a cuentagotas.

Jugadores afectados física y mentalmente, entrenadores dando la voz de alarma, aficionados tan enamorados como siempre, pero que ven que los futbolistas sufren, y periodistas cansados. Nadie se engaña, pero nadie parece poder hacer gran cosa contra la FIFA, al igual que la UEFA. Porque cuando intentas romper la hegemonía de esta -oscura- 'fuerza', te mandan al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. 

Una nota al margen sobre el sobrecargado calendario de la FIFA. No estamos diciendo que el proyecto de la Superliga vaya a salvar el fútbol. Sólo que ha puesto de relieve el hecho de que los órganos rectores parecen intocables. Por lo visto, sí, porque se han puesto a tartamudear cuando algunos estaban ocupados organizando contrapartidas. Esperemos a ver qué decide la Unión Europea el 21 de diciembre, y averigüemos si esto era realmente ilegal. Lo más seguro es que esta 'fuerza' tuviera miedo de perder el monopolio de la organización de competiciones de fútbol y, en definitiva, el dinero. 

Eduardo Camavinga, que sufre una rotura del ligamento lateral de la rodilla, estará de baja más de dos meses. La lesión de Vinicius Jr, una rotura de fibras con afectación en un tendón, es típica de forzar la musculatura, más habitual en los jugadores sudamericanos. Conocidas como lesiones por fatiga, están provocadas por el jet lag, los viajes y la acumulación de partidos. Para Oyarzabal, aunque no haya viajado tanto como el brasileño, es lo mismo. Y aunque la lesión de espalda de Ter Stegen parezca cantada, demuestra que el calendario europeo está demasiado sobrecargado.

En resumen, demasiado fútbol mata al fútbol. Y muchos esperan con impaciencia una huelga general de los implicados en este deporte: la única manera de acabar de una vez por todas con este desastre.