Ante casi 76.000 espectadores en el Stadium Australia de Sidney, en el debut de una Copa del Mundo, y sin una de tus estrellas, es normal que los nervios jueguen una mala pasada a quienes ejercen de local y máximas favoritas. 

Les costó a las Matildas poder hacerse con ese triunfo, pero lo lograron con el gol desde la pena máxima que transformó Steph Catley en el minuto 52. 

Antes, a pesar de su persistencia en ataque, su mayor control del balón, fueron incapaces de perforar el cerrojo que habían puesto en defensa las irlandesas, debutantes en una cita mundialista.

Sólo después de que la madridista Hayley Raso, que había desperdiciado en la primera parte una buena oportunidad de cabeza, fuera derribada en el área y la citada Catley anotara el consiguiente penalti, Irlanda modificó su estrategia. 

Los nervios de las australianas a punto estuvieron de jugarles una mala pasada. Exceso de responsabilidad y esas cosas que ocurren en los estrenos. Hasta pasaron apuros cuando las rivales adelantaron líneas.

A las verdes, sin embargo, les falta calidad y gol. En cuatro de sus cinco anteriores partidos no habían marcado. Y sumaron otro más. La mejor ocasión la tuvo Katrina Gorry, pero no pudo batir a Mackenzie Arnold.

Resistieron así las aussies y terminaron llevándose una importante victoria que les liberará mentalmente para los próximos encuentros.

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