Cuna del fútbol, Europa ha disfrutado de una primacía a escala internacional. Además del mayor número de triunfos en competiciones globales (de las ocho selecciones que han ganado Mundiales, cinco son europeas), alberga el que se considera el mejor torneo de clubes del mundo (la Liga de Campeones) y ha sido, por regla general, el escenario donde se baten los mejores (y más mediáticos) futbolistas del momento.
Hay una situación que parece estar cambiando debido a la aparición de otros mercados con un poder financiero reforzado. Con la marcha de Messi a Miami, de la MLS norteamericana, y el fichaje de Karim Benzema por el Al-Ittihad, campeón de Arabia Saudí, para unirse a Ronaldo (Al Nassr), sólo queda un Balón de Oro jugando en Europa.
Luka Modric, que rompió el binomio Ronaldo/Messi en 2018 tras llevar a Croacia a la final del Mundial, está vinculado al Real Madrid y, al menos una temporada más, seguirá dando muestras de su calidad sobre el césped de LaLiga y la Champions.
Además, mientras no haya una nueva elección, será la primera vez que un Balón de Oro en activo juegue fuera del continente europeo. Y a finales de 2023 puede haber incluso otra primicia. Ganador del Mundial de 2022, Messi aparece como favorito para alzarse con el próximo galardón y, si eso ocurre, será el primero en hacerlo sin jugar en Europa.
