Cyle Larin (28) es el mejor fichaje del mercado de invierno. Se ha convertido en la estrella del Real Valladolid en muy poco tiempo y se ha erigido también como una de las grandes figuras de la segunda vuelta. Cedido por el Brujas belga, ya es la gran esperanza de la afición blanquivioleta para conseguir la ansiada permanencia, como él mismo reconoció ante los medios de comunicación semanas atrás.
El canadiense ha marcado siete goles en 13 partidos, es decir, sale a más de uno cada dos encuentros. Su promedio es fantástico, con una proyección de unas 20 dianas en un curso al completo. Son registros que, según la temporada, dan incluso para competir por el pichichi. Robert Lewandowski lleva ahora 19 y Karim Benzema suma dos menos (17), con Joselu Mato como máximo realizador nacional (14).
Internacional con su selección, ya ha conseguido igualar los registros de Shon Weissman (27) en LaLiga Santander. El israelí brilló en Segunda -llegó a la veintena- y ha tenido mucha menos eficacia en la élite, ya que ha disputado un total de 47 encuentros, 15 de ellos en la presente campaña antes de marcharse cedido al Granada, que lucha por lograr el ascenso tras bajar hace unos meses.
Los números no dejan lugar a dudas: Larin ha superado con creces a Weissman. Tres de sus últimos cuatro tantos, sin embargo, han valido para poco (frente a Real Betis, Athletic Club de Bilbao, Valencia y Atlético de Madrid), pero en otros partidos sí que se han traducido en puntos. Hasta siete han llegado gracias a su olfato goleador, un rendimiento fundamental para que el Pucela esté fuera de la zona roja.
Suplente en Granada
Parecía un movimiento acertadísimo dado su buen hacer en la pasada campaña, pero sólo ha visto portería en una ocasión, justo cuando debutó como nazarí (el 5 de febrero). Ha sumado una decena de participaciones y se quedó en el banquillo ante Las Palmas y Racing de Santander, dos jornadas fundamentales para su equipo, que ha ganado sólo uno de los últimos cinco partidos.
La involución en España por parte del ex del Wofsberger, club austriaco con el cual marcó 37 goles en una misma campaña, es más que evidente. Todavía tiene tiempo para darle la vuelta a la situación, sobre todo porque el 30 de junio tiene que volver a Valladolid, pero su futuro está en el aire después de una cesión que, salvo giro drástico, puede calificarse como infructuosa pese al brillante arranque.