Aunque ambos equipos llegaban al encuentro empatados a puntos y con un nivel de urgencia menor al del partido de la primera vuelta en el Sánchez-Pizjuán, en el que tanto gaditanos como sevillistas se encontraban en puestos de descenso, todavía estaban solo dos puntos por encima de las tres posiciones de color rojo de LaLiga, por lo que el encuentro era crucial para que al menos uno de los dos pudiera coger aire.
Ante un Cádiz que venía con una racha de cuatro partidos seguidos sin perder y que había hecho del Nuevo Mirandilla un fortín en el que, hasta este sábado, llevaban 10 encuentros consecutivos (o lo que es lo mismo, desde septiembre) sin conocer la derrota, era una incógnita saber qué Sevilla veríamos con su flamante nuevo entrenador, José Luis Mendilibar, que no quiere dejar escapar la oportunidad de relanzar su carrera en los banquillos salvando del abismo a los rojiblancos.
El Sevilla "made in Mendilibar"
Lo que se pudo ver de inicio fue que el entrenador vasco no piensa revolucionar a su nuevo equipo con tácticas modernas y novedosas sino más bien todo lo contrario. Cada vez que el balón llegaba a Dmitrovic (que fue titular en lugar de Bono), el serbio tenía la clara instrucción de no jugársela si se veía presionado, algo poco habitual en los porteros de hoy en día, y buscar siempre el juego por las bandas.
Aunque los pupilos de Sergio González comenzaron más enchufados, tanto Bryan Gil como Ocampos se mostraron muy activos desde los costados y fueron empujando a los locales hacia su campo a base de surtir balones cruzados a un En-Nesyri que, con un par de cabezazos y un disparo lejano que atrapó David Gil, tuvo prácticamente todas las ocasiones hispalenses en los primeros 45 minutos.
Pero parecía que había más miedo a encajar que determinación por marcar, con lo que el partido se fue durmiendo poco a poco hasta llegar al descanso con más intensidad y tensión que fútbol.
Ocampos y En-Nesyri acabaron con el Cádiz
Tras la reanudación, Negredo avisó con uno de sus habituales zurdazos de toda la vida desde fuera del área, aunque no encontró puerta, pero el que sí la encontró, y de qué manera, fue Ocampos a la salida de un córner.
Era obvio que el (mucho o poco) peligro que crearía el Sevilla iba a ser a través del juego directo característico de su nuevo técnico. Jordán centró desde la izquierda y el balón le cayó al argentino, que aprovechó la mala salida del guardameta gaditano para rematar con fuerza y poner el valioso 0-1 en el marcador.
Lejos de venirse abajo al verse en desventaja, los amarillos dieron un paso al frente y decidieron imitar a sus adversarios en cuanto al modo de crear problemas a los defensores y también comenzaron a colgar balones al área a ver si sonaba la flauta. Y pudo pasar perfectamente cuando Dmitrovic, como Gil poco antes, salió mal en un saque de esquina y el esférico acabó en los pies de Fali, pero su tiro con poco ángulo se estrelló en el poste.
Eran sin ninguna duda los mejores minutos del Cádiz, pero el refranero popular a veces es fiel a la realidad y Mendilibar estaba destinado a estrenarse con victoria, más aún cuando fue gracias a sus señas de identidad y no a un golpe de suerte.
Con el cuadro gaditano volcado buscando el empate, un balón largo de Badé encontró en la frontal a Bryan Gil, que conectó una vez más con En-Nesyri para que el marroquí, que llegaba pletórico al derrotar con su selección a Brasil en el parón de selecciones, pusiera con un toque sutil en el minuto 74 el 0-2 que acabaría siendo definitivo para llenar de esperanzas a los rojiblancos de cara a lo que queda de temporada, una vez superadas las malas experiencias de Sampaoli y de Lopetegui.
Jugador Flashscore del partido: En-Nesyri.