El actual futbolista del Monza, al que llegó libre tras rescindir su contrato con el Sevilla este pasado verano, estaba a la espera de la resolución de un caso que la UEFA le había comunicado tanto a él como al club hispalense hace unos meses. 

Al parecer, fue durante un control sorpresa, tras un entrenamiento con el equipo andaluz, cuando se pasaron los doctores a tomar muestras. El argentino había tomado con anterioridad un jarabe recetado a uno de sus hijos, sin avisar a los médicos del club ni revisar si contenía alguna sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje. 

Sin embargo, sus excusas no han valido de nada. No ha sido hasta hace unos días cuando, después de cerrar todas las investigaciones, ha llegado una sanción que puede significar el fin de su carrera deportiva. 

Papu Gómez tiene 35 años y podría, en el caso de que tuviera que cumplir íntegramente la sanción, volver con 37.